Ahora que ya ha empezado el año, me veo con la
obligación de cumplir los propósitos que había hecho, pero en el fondo
sé que no los voy a cumplir… ¿Por qué cada año es lo mismo? ¿Promesas
nuevas y sin cumplir como siempre? ¡Estoy harta! ¿Qué puedo hacer?
Efectivamente,
cada fin de VERANO parece que se haga el mismo ritual. Primero balance de
lo que ha pasado; segundo valorar lo que aún no se ha hecho y tercero,
auto convencerse de que a partir del 1 de septiembre todo esto será
diferente.
Los ejemplos típicos serian apuntarse al gimnasio, aprender un idioma,
divertirse mas… ¿A quién no le pasado? Además hablamos de cambios que
pueden ser en realidad muy fáciles de conseguir: ¡poco esfuerzo y mucho
beneficio!
Cualquier momento es ideal para hacer cambios
Creo que cualquier momento del año es ideal para plantearse estos cambios, sobre todo vistos como opciones de estar mejor, no como obligaciones. Aquí esta la clave de por qué se deja de perseguir ese hábito. Cuando nos decimos que “lo tenemos que hacer”, nos enviamos un mensaje de obligación. Yo lo que hago es transformarlo en decisión,
me convenzo de que realmente es algo que me conviene muchísimo: “lo
quiero hacer porque es bueno para mi y voy a por ello” y entonces es
muchísimo mas sencillo.
Por ejemplo, si lo que quiero es ir al
gimnasio, puedo buscar antes un poco de información sobre salud y
alimentación, hacerlo como un proceso de cambio integral. Buscaría varios gimnasios por mi zona, actividades al aire libre: me preparo para hacerlo y me convenzo cada día.
Si te apetece hacer algo, dejarás de verlo como una obligación
A
pesar de esto, muchas personas lo hacen pero lo dejan al cabo de un
mes. Empiezan emocionadas y convencidas y luego se apagan, se mustian y
dejan de hacerlo. Aquí hay un fallo en el mantenimiento, es que no nos hemos convencido del todo. La idea clave es mantener ese convencimiento hasta hacerlo hábito: perseverar. Mantenerse en la decisión es una fortaleza emocional.
Hay que decidir dos veces: lo primero que quiero hacer y luego darme argumentos para seguir haciéndolo, al menos 3 meses. Desde la psicología cognitiva, establecer metas a medio plazo es mejor que a largo plazo, por eso siempre recomiendo, proponerse 3 meses, pero muy en serio, en lugar de un año entero.