Aventurarse,
quién
sabe a dónde.
Donde
me lleve el viento
de
las noches tristes,
donde
me arrastre la corriente
de
un sueño
que
me persigue cada noche
para
martirizarme.
Aventurarse,
sí,
pero
sin la emoción del viajero,
en
el mismo tren
de ayer,
quizás
más soleado hoy y
tenue,
que mañana.
Anyma ©
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