Esta es la imagen de hoy, lunes 3 de diciembre de 2018.
Sigo
comentando el fondo de pantalla que sale cada día en mi ordenador, como
un mensaje,
como una sensación, como un estado que se relaciona directamente
con
el mío propio.
Es
curioso como ante tanta agitación exterior, ante tanta incertidumbre
de un día
como hoy, el paisaje me transmite una tranquilidad
abrumadora.
Intento
captar la primera emoción de la imagen, el primer flash que recibo
de la
fotografía, y mis ojos se posan sobre las rocas de la orilla,
dejando a lo lejos la
visión más luminosa y más atractiva.
Seguramente
me siento mucho más cerca de la serenidad de las piedras, de ese
claroscuro por donde resbala el agua, cubriéndose con la marea y
colándose por
sus porosidades. Las rocas firmes y solitarias cuyo
único foco de luz en la noche
es la luna. Que tiene que envidiar la
piedra al puente si su belleza es más
profunda y no necesita
destacar bajo ningún destello.
No
es tristeza ni melancolía lo que me causan las rocas, por eso mi
vista se posó
en ellas en primer lugar, dejando en un segundo plano
las luces de la ciudad y la
majestuosidad del puente. No, no es
déjà-vú lo que siento, es una enorme paz y
una necesidad imperiosa
de silencio. La vida sigue al otro lado de la ciudad pero mi alma está en la roca.
Anyma.
Fantástico este apartado
ResponderEliminarGenial la idea escrines muy bien Angeles
ResponderEliminarNos gusta mucho esta idea
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