DESFILE EN EL GIMNASIO
El otro día quedé con una amiga que estaba esperando que terminara el curso de su hijo en el gimnasio.
Sentada en el bar, junto al hall y a la entrada a las salas, asistí a un
verdadero desfile de moda... ¡pero más bien de mal gusto! Mujeres de
nuestra edad embutidas en camisetas, tops, pantalones de ciclista e
incluso shorts de colores chillones, a veces con la tripa al aire…
Está bien tener un buen tipo (¡qué suerte quien lo tenga!), ¿pero por
qué enseñarlo más que en la playa? No es ni elegante ni de buen gusto. Y
además, francamente: no todas somos Cameron Diaz o Gwynett Paltrow.
Tampoco soy fan de los chándales de felpa, tristemente grises, sin forma
y pesados (¡pero qué bien le quedaba a Warren Beatty ese chándal en El cielo puede esperar!). Como nos enseña el latín, "in medio stat virtus".
Así que para el fitness están bien las mallas ajustadas, de algodón o de
ese tejido stretch un poco brillante, práctico pero transpirable. Te
podrás mover con libertad, con mucho confort, y podrás mostrar las
piernas tonificadas.
Quien, en cambio, quiera esconder algún michelín (en el fondo, también
vamos al gimnasio para eso, ¿no?) podrá elegir pantalones de chándal de
felpa negros, grises, azules oscuros, ligeros y no demasiado anchos.
Según la disciplina que se practique, puede valer una simple camiseta
blanca o una camiseta de tirantes ajustada (aunque se la desaconsejo a
quien tenga el pecho grande). ¡Quizás en un bonito amarillo ácido,
turquesa, fucsia o naranja, para regalar energía, pero nunca con el
ombligo al aire!
De todas formas, basta con darse una vuelta por las tiendas
especializadas para encontrar muchas ideas prácticas sin rozar el
ridículo.
Ja ja ja es verdad se ve cada cosa
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