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domingo, 28 de octubre de 2018

LA PIEL Y EL ESTRÉS

¿Tu piel sufre del estrés? Las cinco huellas que lo demuestran:

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Máxima Sequedad


El exceso de cortisol provocado por el estrés afecta a la funcionalidad de la barrera de la piel, aumentando la perdida de agua transepidérmica y disminuyendo notablemente la capacidad de ésta de retener agua.

Rojeces e irritación


El estrés provoca rojeces y la piel esté más irritada. La explicación está en que nuestro organismo libera más histamina, y esta es la hormona responsable de la irritación. Los episodios graves o sostenidos de estrés se pueden provocar patologías cutáneas como la rosácea o el eccema. Y si ya se padecen, éstos empeoran.

Acné adulto.


Se debe a que hay un desequilibrio entre las cepas de bacterias buenas y malas. Esta es una de las causas del acné adulto, y suele aparecer en la zona de alrededor de la boca y la barbilla.

Tono apagado.


Si tu piel ha dejado de mostrarse luminosa, puede ser a consecuencia del estrés.  Nuevamente, el cortisol tiene la culpa. En este caso hace que la piel se renueve más lentamente dando paso a un tono más cetrino, opaco y apagado.

Más arrugas.


El estrés y las preocupaciones también pasan factura en forma de arrugas. De forma indirecta, expresiones como fruncir el ceño, la rigidez de los músculos faciales y el efecto de la gravedad hacen que la piel pierda firmeza y que las líneas de expresión existentes se acentúen.

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