¿Qué no es recomendable que aguantemos a nuestra pareja?
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La violencia en todos sus estados. Da igual que sea física (empujones, agarrones, golpes…), psíquica o emocional (chantajes, amenazas, palabras hirientes, insultos…). No hay ninguna razón para tolerar que alguien te maltrate física o emocionalmente. No aceptes sus chantajes, si no sabrá cómo manipularte siempre que quiera algo.
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Las faltas de respeto. Como ya he dicho antes el respeto es un pilar básico en la estabilidad de una pareja. Respeto hacia tu persona, por lo que haces, lo que piensas, lo que crees. Es muy importante que te respeten, tanto física como moralmente, a ti, a tu familia, a tus amistades, tu trabajo, tus aficiones, tus gustos. En definitiva, todo lo que es valioso para ti, también debe serlo para él.
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Que no respeten tu intimidad. En una relación de pareja es muy importante la confianza y el hecho de que no respeten tu intimidad (exigiéndote que le dejes ver tu móvil, tus conversaciones, tu correo electrónico, que se metan en tus cuentas o redes sociales o que incluso escriban por ti…) es un hecho muy grave y una afrenta a tu intimidad y a la confianza que tiene hacia ti. Es una forma muy peligrosa de controlarte sin que tú te des cuenta. No lo permitas. Frénalo antes de que sea tarde. Recuerda que si se lo permites una vez, después lo exigirá como si fuera la cosa más normal del mundo y ya será difícil cambiarlo.
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El excesivo control. Huye de las parejas excesivamente controladoras y obsesionadas con tener todo controlado sobre ti. Son muy fáciles de detectar. Suelen querer saber dónde has estado, con quién, qué has hecho, a qué hora te acostaste, porqué le leíste un mensaje y no le contestaste, quieren prohibir que publiques ciertas fotos si a ellos no les parecen adecuadas, que des me gustas o likes a ciertas personas o fotografías, que no omitas tu hora de conexión en el whatsapp para saber cuándo estas en línea, que vayas de cierta forma vestid@, etc… Son personas sumamente inseguras y los celos y la desconfianza terminan por hacer que la relación de pareja se convierta en una mala experiencia y sea tóxica para ambos.
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Las desigualdades. Las relaciones deben ser equitativas. Una cosa son las obligaciones que se deben repartir entre ambos según sus potencialidades y destrezas, y otra cosa es que la mayor parte de las responsabilidades (domésticas, laborales, educativas, etc…) recaigan sobre la misma persona. Es injusto. Aunque se tenga la fuerza y la capacidad para llevarlo a cabo, hay que diversificar el trabajo y el compromiso con la pareja. Solo uno de los dos no puede poner toda la carne en el asador para que la relación funcione. Hay que compartir y no permitir abusos o excesivas delegaciones en un miembro de la pareja.
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Las mentiras. Depende mucho del tipo de mentira que se verbalice. No es lo mismo una mentira piadosa o tener una versión o visión diferente de lo ocurrido, que el mentir descaradamente para evitar conflictos o evadir responsabilidades o sentimientos de culpa. Las mentiras no tienen espacio en una relación y no es recomendable pasarlas por alto o tolerarlas.
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Que nos fuercen a separarnos de nuestra gente. Llámese familia, amigos, compañeros de trabajo… Tú eres lo que eres y vienes con un bagaje anterior a la relación que te acompaña. Si vas a dejar de ver o de hablar a alguien que sea por tu decisión y no por darle gusto a otra persona ni porque te lo pida. Una cosa es ceder y otra muy diferente es que te alejen de tu gente. Nunca lo permitas. Al final tú eres quien eres gracias a tus experiencias en la vida y a las personas que han estado presentes en ella.
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Que se niegue a discutir o aclarar lo que es importante para la pareja. Muchas personas tienden a evitar afrontar los problemas importantes ya sea por dejadez o por incapacidad para la acción, pero una persona sola no va a poder resolverlo por sí misma si el otro no pone de su parte. Una cosa es respetar el diferente ritmo a la hora de afrontar los problemas, e incluso es bueno dar un tiempo para recapacitar, y otra muy distinta es el dejar que el tiempo cure la herida o el problema.
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Que no apoye o respete tus proyectos o ambiciones. Todos tenemos metas personales o profesionales que cumplir. Si tu pareja simplemente se niega a ayudarte o trata de convencerte de que hagas lo contrario, piénsate realmente si merece la pena como pareja en tu vida. No se trata de que apoye todo lo que te plantees conseguir pero que al menos lo respete y no te lastre en el intento. Es muy importante tener al lado a una persona que te anime a cumplir tus metas.
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Que tomen las decisiones por ti. Una cosa es que te ayuden u opinen en la toma de decisiones sobre cualquier cuestión personal, laboral, estética, y otra es que tomen las decisiones por ti. Es tu vida y tú eliges qué hacer con ella.
Fuente: Revista Semana
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