atravesar la otra orilla

Cuando pasamos por momentos duros en la vida, nos solemos preguntar: ¿por qué a mi? ¿que he hecho yo para merecer esto? y cosas por el estilo. Nuestro primer pensamiento es asociar la situación a una especie de castigo del universo, y nos centramos y enfocamos en lo duro, en lo malo, en lo injusto de la situación que vivimos en vez de apreciar que eso que tanto nos duele nos está enseñando algo, algo que únicamente se puede saber o aprender pasando por esas circunstancias.
Es difícil pensar en positivo cuando se tiene una situación dura, difícil, complicada; es difícil porque estamos conmocionados, tenemos nublada la razón y el corazón encogido, estamos kao, estamos tocado y hundido.

Pero cuando nos reponemos, porque todos nos reponemos en mayor o menor medida, más tarde o más temprano, cuando empezamos a hilvanar las situaciones con un poco de más cordura, vemos como eso que tanto daño nos ha hecho, también nos ha cambiado para mejor. Nos ha hecho más fuerte, más autosuficientes, más maduros; nos ha mostrado algún camino que no conocíamos, y nos ha abierto ventanas, puertas, caminos que eran impensables en un tiempo atrás.
Todo eso se hace posible gracias a esos momentos de sufrimiento por los que todos tenemos que pasar. Es como si de una orilla a otra tuvieses que atravesar un puente, es inevitable cruzarlo y aunque te de miedo o la altura te cause vértigo, no tienes más remedio que atravesarlo.
Cuando llegas a la otra orilla,  puede que hayas dejado el miedo atrás, y también puede que veas el paisaje de otra forma diferente, con otra perspectiva que no tenías antes.
Así que cuando estés padeciendo alguna situación dura, complicada, difícil, incómoda, incluso cuando ésta sea extrema y lleve adjunta un duelo o una larga enfermedad, piensa que estás atravesando ese río y que pronto estarás en la otra orilla, y habrás superado la prueba.

Anyma-