Si
bien la ansiedad es un mecanismo que nos permite reaccionar ante una
nueva situación (sobrecargas laborales, obligaciones familiares,
proximidad de los exámenes, etc.), algunas personas pueden sentirse
angustiadas antes los cambios inesperados o por el exceso de
responsabilidad. Se calcula que un 15% de la población, en su
mayoría mujeres, sufre este trastorno en algún momento de su vida.
Establece
un horario para cada comida y no te saltes ninguna, Para controlar
mejor el apetito, es importante que comas algo –una pieza de fruta,
una barrita de cereales o un yogur- a media mañana y a media tarde.
Sirve
los platos en la cocina y levántate de la mesa en cuanto acabes de
comer. Si tras el postre te quedas con hambre, bebe una infusión de
sabor dulzón como la de regaliz, anís verde o canela.
La
falta de zinc se relaciona con la bulimia, un desorden de la
alimentación que altera los atracones, que van seguidos de vómitos,
con las dietas restrictivas. Asegura el aporte de zinc, eligiendo el
pan integral, incluyendo un alimento proteínico en todas las comidas
y comiendo regularmente frutos secos.
El
pulso acelerado es una de las manifestaciones más frecuentes de este
trastorno. Hazle frente tomando infusiones de hojas de olivo y flores
de espino albar. Mezcla las hierbas a partes iguales y añade una
cucharada a una taza de agua hirviendo.
Para
reducir la transpiración corporal, toma infusiones de salvia,
empleando una cucharadita de la hierba seca por vaso de agua.
La
tila es la planta más indicada para controlar los temblores de las
manos y la voz entrecortada. También mitiga la tensión muscular del
cuello, hombros y espalda.
Miel
de Azahar:
Tomando una cucharada sopera de miel de azahar cada mañana,
afrontarás el día con fuerzas renovadas. La miel que las abejas
fabrican a partir del néctar de las flores de azahar tiene efectos
sedantes que te ayudarán a mantener los nervios a raya.
Pasiflora:
El extracto de pasiflora, combinado con espino blanco, valeriana y
azahar, ayuda a calmar las alteraciones nerviosas y los sentimientos
de pánico. Se aconseja tomar 25 gotas, un máximo de tres veces al
día, diluidas en agua.
Hipérico:
El hipérico ayuda a tratar los estados de ansiedad leves, los miedos
injustificados y las preocupaciones excesivas. Puedes tomarlo en
infusión, combinado con tilo, lavanda, etc. o en cápsulas (hasta l
gr. al día). Abstenerse aquellas personas que tomen antidepresivos o
ansiolíticos.
Dátiles:
Los
hidratos y los azúcares del dátil revitalizan, casi de forma
inmediata, los nervios y el cerebro. Esta golosina natural calma la
mente y aumenta el nivel de concentración al tiempo que mejora el
estado de ánimo. Todo ello sin provocar nerviosismo. Para
beneficiarte de estas bondades, hierve durante 10 minutos tres
dátiles deshuesados, dos higos secos y dos cucharadas de pasas en 1
l. de agua. Filtra o tritura y bebe la decocción a lo largo del día.
Angélica:
Para atenuar las perturbaciones nerviosas que afectan al tracto
digestivo –en forma de náuseas, acidez, diarrea, etc.- o sobre el
aparato respiratorio –tos nerviosa, etc-, te aconsejamos tomar una
infusión de angélica después de cada comida. Prepárala añadiendo
15 gotas de esta planta a ½ l. de agua.
Aceite
esencial de vetiver:
La relajante fragancia que emana esta esencia, conocida en la India
como ―el aceite de la tranquilidad‖, es muy útil entre las
personas con ansiedad que han de dosificar o controlar mejor su
energía. Los deportistas de alto rendimiento lo utilizan para
prevenir los calambres, pero también por su capacidad para calmar
los nervios previos a las competiciones.
Diluye
2-3 gotas en una cucharada de aceite de almendras (o, en su defecto
de oliva). Frota con la loción las muñecas y el plexo solar (donde
se localiza la boca del estómago).
Si te cuesta dar con este
preparado, recurre al aceite esencial de lavanda, de albahaca o de
manzanilla.
Fuente: Dolores Manríquez Martínez
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