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martes, 2 de octubre de 2018

ALGUIEN ME HABLÓ UNA VEZ SOBRE EL SILENCIO


Cuando hablamos de limpieza no sólo nos referimos a la de los armarios, o los cajones de tu mesa cuando hablamos de limpieza, hay que incluir también, los rincones del alma, esos que  acumulan restos que se miran con nostalgia. Cuando algo te lleva a uno de esos recovecos, hay que aprovechar para limpiarlos, con lejía si puede ser. No basta quitarles el polvo y esperar que el tiempo los cubra otra vez de mugre. Hoy he encontrado un texto que llevaba mucho tiempo cubierto de polvo porque lo sacaba, lo limpiaba con mis lágrimas y lo volvía a guardar.  Y lo saco, porque de aquí va directamente al cubo de la basura. Ya lo viví, lo lloré, lo pensé, lo guardé lo suficiente, y ahora, con la enseñanza que me dejó, lo tiro a la papelera y lo libero de mí, y yo misma, me libero de él, que ya va siendo hora. Una no puede esperar de por vida, y que curioso y paradójico, que hoy en día, lo que precisamente necesito y agradezco es este silencio que tan injustamente, una vez me impusieron


ALGUIEN ME HABLÓ UNA VEZ SOBRE EL SILENCIO

“El silencio nos une con nosotros mismos y nos hace oir todo nuestro interior como una gran sintonía hasta alcanzar el alma. A veces, el silencio es la única y válida respuesta”.

En ese momento no lo entendía, necesitaba de las palabras para resolver el conflicto a través de ellas, pues el silencio, cuando es impuesto, cuando no se siente en uno mismo,  no puede ser comprendido. 
Se puede percibir el silencio de otros, como una cese de sonidos, como una falta a propósito de comunicación que harán que tu mente se confunda y se agite a velocidades insospechadas formando mil y un pensamientos que nada tiene que ver con la realidad, porque tu perspectiva siempre es la misma. No le han dado la oportunidad ni de expresarse, ni de escuchar; 
El silencio tiene que brotar espontáneamente en nuestro ser, no puede ser obligado ni impuesto;  Este silencio, razón de mi confusión y causa de mi angustia, condicionó desde ese momento todas las palabras que salían de mí, me inhabilitó para tener cualquier conversación con ningún éxito.. 
Yo no profundicé a través del silencio, yo reflexioné a través del dolor; Aquellas palabras produjeron  una conmoción en mi interior como una sacudida. Y con el tiempo, como pasa siempre, con el tiempo comprendí y fui consciente de que era mi silencio y no el suyo, lo que se requería.. Muchas veces también, se viste de silencio, la cobardía. . 

Anyma









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