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jueves, 27 de septiembre de 2018

CERVICALES



Las vértebras cervicales no sólo deben soportar la cabeza, sino que además de facilitar su movimiento deben hacer frente a las numerosas posturas anómalas que habitualmente adoptamos: cabeza inclinada hacia adelante al leer, coser, escribir, comer, etc. por no decir la presión que sobre ésta ejercemos cuando descansamos en posturas incorrectas. Esto hace que con el paso del tiempo las vértebras se deterioren, se aplasten, apareciendo la artrosis. Con ella podemos provocar el dolor de cabeza, contracturas de los músculos del cuello, dolores nerviosos en cuello y hombros, etc. Vigila siempre la postura que adopta la cabeza con el fin de evitar doblar o arquear en exceso el cuello.

Si la tensión o el exceso de trabajo te provocan dolor en las cervicales, cálmalo preparando una infusión combinada de lavanda y romero. Emplea dos cucharadas de cada planta en dos vasos de agua hirviendo, deja que repose unos minutos, humedece una toalla de tocador en la tisana y aplícala a modo de collarín.

Las personas que tienen una contractura muscular (una tortícolis) o que, en períodos de mucho trabajo, se quejan de dolor en cuello y hombros encuentran alivio aplicando calor de forma local. Si no se tiene a mano una esterilla eléctrica o un cojín cervical a base de semillas, huesos de cereza, etc. podemos improvisar uno igual de eficaz echando cuatro puñados de arroz crudo en una bolsa de plástico. Caliéntala en el micro unos pocos minutos y colócala sobre la zona dolorida hasta que se entibie. Repite esta misma operación tantas veces como creas necesario.

La planta Harpagofito es analgésica y antiinflamatoria a partes iguales, ayuda a paliar el dolor de las cervicales al tiempo que combate la rigidez del cuello, mejorando su movilidad. Resulta muy útil en casos de artrosis cervical, así como en el tratamiento de lesiones o traumatismos de evolución lenta. Se recomienda tomar en dosis de 480 mg. dos veces al día.

Cuando te notes los músculos de la base del cuello agarrotado, prepara un aceite de masaje que actúa como un excelente relajante muscular. Para ello, añade tres gotas de aceite esencial de romero, de tomillo y de salvia a dos cucharadas de aceite de oliva o, mejor aún, de hipérico (en herbolarios). Remueve y realiza un suave masaje con el líquido obtenido.
Aumenta la ingesta de aquellos nutrientes que intervienen en la regeneración del cartílago que separa las vértebras y ayudan a reducir su desgaste. Entre ellos, el azufre –verduras de la familia de la col, ajo, puerro, yema de huevo y cebolla-. La vitamina C –fruta cítrica, tomate, pimiento, kiwi, fresas, pimiento rojo crudo- y los ácidos grasos Omega 3 –pescado azul y semillas de lino-.

También da muy buenos resultados seguir una dieta en la que predominen los vegetales verdes –algas, espinacas, aguacate, kiwi, etc-. Las verduras y frutas de este color son ricas en magnesio, un mineral que relaja la musculatura contraída alrededor de la lesión.

fUENTE: Dolores Manríquez Martínez


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