Las
vértebras cervicales no sólo deben soportar la cabeza, sino que
además de facilitar su movimiento deben hacer frente a las numerosas
posturas anómalas que habitualmente adoptamos: cabeza inclinada
hacia adelante al leer, coser, escribir, comer, etc. por no decir la
presión que sobre ésta ejercemos cuando descansamos en posturas
incorrectas. Esto hace que con el paso del tiempo las vértebras se
deterioren, se aplasten, apareciendo la artrosis. Con ella podemos
provocar el dolor de cabeza, contracturas de los músculos del
cuello, dolores nerviosos en cuello y hombros, etc. Vigila siempre la
postura que adopta la cabeza con el fin de evitar doblar o arquear en
exceso el cuello.
Si
la tensión o el exceso de trabajo te provocan dolor en las
cervicales, cálmalo preparando una infusión combinada de lavanda y
romero. Emplea dos cucharadas de cada planta en dos vasos de agua
hirviendo, deja que repose unos minutos, humedece una toalla de
tocador en la tisana y aplícala a modo de collarín.
Las
personas que tienen una contractura muscular (una tortícolis) o que,
en períodos de mucho trabajo, se quejan de dolor en cuello y hombros
encuentran alivio aplicando calor de forma local. Si no se tiene a
mano una esterilla eléctrica o un cojín cervical a base de
semillas, huesos de cereza, etc. podemos improvisar uno igual de
eficaz echando cuatro puñados de arroz crudo en una bolsa de
plástico. Caliéntala en el micro unos pocos minutos y colócala
sobre la zona dolorida hasta que se entibie. Repite esta misma
operación tantas veces como creas necesario.
La
planta Harpagofito es analgésica y antiinflamatoria a partes
iguales, ayuda a paliar el dolor de las cervicales al tiempo que
combate la rigidez del cuello, mejorando su movilidad. Resulta muy
útil en casos de artrosis cervical, así como en el tratamiento de
lesiones o traumatismos de evolución lenta. Se recomienda tomar en
dosis de 480 mg. dos veces al día.
Cuando
te notes los músculos de la base del cuello agarrotado, prepara un
aceite de masaje que actúa como un excelente relajante muscular.
Para ello, añade tres gotas de aceite esencial de romero, de tomillo
y de salvia a dos cucharadas de aceite de oliva o, mejor aún, de
hipérico (en herbolarios). Remueve y realiza un suave masaje con el
líquido obtenido.
Aumenta
la ingesta de aquellos nutrientes que intervienen en la regeneración
del cartílago que separa las vértebras y ayudan a reducir su
desgaste. Entre ellos, el azufre –verduras de la familia de la col,
ajo, puerro, yema de huevo y cebolla-. La vitamina C –fruta
cítrica, tomate, pimiento, kiwi, fresas, pimiento rojo crudo- y los
ácidos grasos Omega 3 –pescado azul y semillas de lino-.
También
da muy buenos resultados seguir una dieta en la que predominen los
vegetales verdes –algas, espinacas, aguacate, kiwi, etc-. Las
verduras y frutas de este color son ricas en magnesio, un mineral que
relaja la musculatura contraída alrededor de la lesión.
fUENTE: Dolores Manríquez Martínez
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