Los
anticoagulantes
(Sintrom®)no
se administran en todos los pacientes con insuficiencia cardiaca,
sino sólo en aquellos que presentan un riesgo elevado de trombosis o
embolias por padecer arritmias cardiacas, tener prótesis cardiacas
metálicas o por otras causas diversas. Si el paciente toma
anticoagulantes debe realizar controles periódicos (control del 265 Sintrom®)
para ajustar la dosis. Su efecto secundario más importante es la
aparición de hemorragias, en ocasiones graves.
Los
coágulos sanguíneos están formados por las plaquetas y por una
proteína llamada fibrina. Los anticoagulantes inhiben la formación
de la fibrina, y de esta forma impiden la formación del coágulo. El
anticoagulante oral más usado en España es el acenocumarol (su
nombre comercial es Sintrom®), mientras que es otros países se
utiliza la warfarina. Ambos fármacos son semejantes.
El
Sintrom se usa principalmente en los pacientes que tienen una
arritmia llamada fibrilación auricular, ya que a consecuencia de la
arritmia se pueden formar coágulos dentro del corazón. También es
necesario su uso en los pacientes con prótesis valvulares metálicas,
para evitar la formación de coágulos en la prótesis. Cuando se
forman trombos en las venas de las piernas (trombosis venosa
profunda) también se utilizan los anticoagulantes para intentar
disolverlos, y prevenir que se suelten (émbolos) y viajen hasta los
pulmones produciendo un infarto pulmonar (embolia pulmonar).
El
Sintrom tiene el inconveniente de que no se puede dar en una dosis
fija, sino que hay que realizar analíticas con cierta frecuencia
para conocer cómo de anticoagulada está la sangre. El control del
Sintrom se hace mediante un parámetro en la analítica llamado INR.
Si la dosis de Sintrom que está tomando el paciente es insuficiente,
la sangre tendrá una coagulación normal (INR bajo), como si no
estuviese tomando el fármaco, por lo que habrá que subir la dosis.
Si la dosis es excesiva (INR alto), la sangre estará muy
anticoagulada y habrá riesgo de que se produzcan hemorragias.
Cuando
un paciente toma Sintrom debe poner en conocimiento del médico el
resto de la medicación que recibe, pues el control de este
anticoagulante puede verse afectado por la toma concomitante de una
gran diversidad de fármacos. Incluso la dieta, el alcohol o
productos de herbolario pueden alterar su control. Si un paciente
está tomando Sintrom, debe ponerlo en conocimiento de todos los
profesionales sanitarios de los que reciba asistencia (médico,
enfermera, farmacéutico, dentista, etc.). Si se debe interrumpir
temporalmente el Sintrom por algún motivo, la sangre no recupera su
coagulación normal hasta pasados dos o tres días desde la
suspensión de su toma.
La
heparina
sódica
también es un anticoagulante, pero se administra por vía
intravenosa, por lo que se usa principalmente en los hospitales.
Tiene la ventaja de que, si se debe suspender, su efecto desaparece
en unas pocas horas. Hay un tipo de heparina (heparina
de bajo peso molecular)
que se administra una o dos veces al día de forma subcutánea,
debajo de la piel, mediante una jeringa precargada que contiene el
fármaco. De esta forma, el paciente se puede poner la medicación en
su domicilio o en el centro de salud. El efecto secundario más
importante de los anticoagulantes es la aparición de hemorragias, en
ocasiones graves. Si la deposición tiene un color negro, como el
carbón, puede indicar la presencia de sangre. No obstante, lo más
frecuente son pequeñas hemorragias (por la nariz, las encías o en
la orina), que deben ponerse en conocimiento del médico.
Fuente: Dolores Manrique Martínez
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