HUEVO,
alimento redondo
Desde
que las gallinas empezaron a ser domesticadas, en la época de los
griegos y los romanos, los huevos se han convertido en un alimento
básico e indispensable. Aunque hasta hace poco el huevo arrastraba
una injustificada mala fama, los expertos han conseguido situarlo en
el lugar que le pertenece. Al contener los ocho aminoácidos
esenciales en proporciones más que considerables, este alimento
actúa como un patrón de referencia en cuanto a proteínas se
refiere. Para que te hagas una idea, sus proteínas son, incluso, más
completas que las de la carne, el pescado y los lácteos.
Rico
en minerales que estimulan las defensas –zinc, selenio, hierro-, el
huevo es una buena fuente animal de vitaminas A y E, dos componentes
de importante acción antioxidante que son capaces de prevenir las
cataratas y un gran número de enfermedades degenerativas. También
destaca por su contenido en vitamina D, un nutriente que mejora la
asimilación del calcio.
Debido
a su contenido en lecitina y en colina –el huevo es la mayor fuente
de este último componente-, este alimento favorece el desarrollo
mental, mejora la función cognitiva y previene la pérdida de
memoria.
Si bien es cierto que el huevo
contiene dosis elevadas de colesterol, la proporción de grasas
―buenas‖ supera a las ―malas‖, especialmente si se toman en
consideración los huevos enriquecidos con Omega 3. Así pues, las
personas con colesterol no deberían eliminarlos de su dieta, sino
limitar su consumo a 2 ó 3 huevos a la semana. Recuerda, además,
que la clara –la parte donde se encuentra las proteínas-, está
libre de colesterol. Consérvalos con el extremo puntiagudo hacia
abajo, así, la yema se mantiene más alejada de la bolsa de aire
situada en el otro extremo.
Fuente:
Dolores Manríquez Martínez. 13 consejos
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