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domingo, 30 de diciembre de 2018

PLANIFICAR NUEVO AÑO

E
stamos en ese punto de inflexión entre un año que se va y otro que viene y no hablamos de otra cosa: propósitos, oportunidades, nuevos hábitos, deseos. Es tan agradable tener esa sensación de que podemos empezar desde cero, que podemos hacer las cosas bien desde el principio…

Si has llegado a este artículo es porque buscas algunas ideas para guiar tu proceso de formulación de nuevos propósitos. Bien, estás en el lugar adecuado, no te vayas. Pero antes déjame decirte algo…
Hay que ponerle un poquito de “magia” y de inspiración a este paso de definir tus metas para el próximo año. No podemos quedarnos en un ejercicio mecánico porque seguro que te ha pasado, más de una vez, que acaba el año y tus objetivos principales no se han cumplido.
En general esto ocurre porque lo que desea nuestra cabeza no está enraizado en nuestro corazón (tenemos objetivos sosos, convencionales, aburridos); o al revés, lo que deseamos ardientemente es más una fantasía que un objetivo alcanzable y realista.
Cómo planificar varios objetivos para el año que viene: 4 ideas
¿Cómo se hace para unir inspiración y sentido práctico? ¿Cómo podemos planificar el año de manera honesta y amable con nosotros mismos (en vez de desde la exigencia)? Te lo cuento a continuación a través de estos 4 pasos.  

Paso 1. Antes de nada, haz una lista de logros

Este paso es imprescindible, créeme. Antes de ponerte como un loco/a a soñar o estructurar qué vas a hacer en los próximos 12 meses, date tiempo para hacer un balance del año que se va.
Solamente cuando tenemos bien claro el punto de partida podemos plantear de forma realista los cambios futuros. Y este punto de partida es tu situación actual y la evolución de los últimos meses.  ¿De qué recursos dispones? ¿Qué has conseguido? ¿Cómo de rápido o de lento estás avanzando?
Un ejercicio que yo recomiendo, y que no sólo sirve como balance sino como un ejercicio de gratitud y reconocimiento hacia nosotros mismos, es hacer una lista de logros o tareas cumplidas.
Creo que empezar el año con exigencias hacia uno mismo (“este año SÍ QUE TENGO QUE…”) no es la mejor opción. Esto es lo que a veces sentimos cuando paramos a plantearnos nuevos objetivos: culpa por no haber avanzado los años anteriores y ansiedad terrible porque este año sí tenemos que conseguirlo (y si no, somos unos fracasados…)
Por ello, tómate el tiempo que sea necesario para repasar lo que has conseguido (o APRENDIDO, que es igual de importante) y entonces, y sólo entonces, empieza a plantearte las clásicas preguntas de qué vas a hacer este año, y qué te propones conseguir. 
 Paso 2: Definir tus palabras clave o guía para este año
Una vez que has hecho tu lista de méritos y tienes una idea más realista de en qué punto estás, llega el momento de determinar cuáles son los aspectos en que principalmente te vas a enfocar en los próximos meses.
El tiempo y la energía son limitados, algo que ninguno de nosotros acabamos de entender muy bien (de ahí que nos pongamos listas de objetivos que son inasumibles o pensar que podemos tener diez prioridades a la vez).
Es importante que tengas en cuenta desde hoy que a lo largo del año van a surgir situaciones en las que vas a tener que elegir y vas a tener que sacrificar algo, porque no tendrás tiempo y energía para hacerlo todo. Por ello, es bueno saber desde el principio a qué NO vas a renunciar bajo ningún concepto.
Es decir, ¿cuál quieres que sea tu prioridad este año? ¿Encontrar un nuevo trabajo o más bien una nueva pareja? ¿Crecer en tu negocio o pasar más tiempo en familia? ¿Aprender algo nuevo o ampliar tu círculo de amigos? ¿Más dinero o más tiempo libre? ¿Más vida exterior (salidas, fiestas, viajes, diversión) o más vida interior (reflexión, momentos en soledad, crecimiento personal)?
Decide en qué aspecto te vas a enfocar, empieza organizando tu tiempo en torno a él y después pon todo lo demás. A mí me resulta fácil descubrir cuáles son mis prioridades planteando la siguiente pregunta:
 ¿Qué título o qué palabras clave, le pondría a mi nuevo año?
 Por ejemplo, si hablamos de títulos podrías utilizar algo como esto:
  • El año en el que me consolidé en el trabajo o encontré la pasión de mi vida
  • El año en el que decidí hacer esos grandes cambios que me daban un miedo enorme
  • Un año de aventuras y diversión
  • El año en el que me enfoqué en ser un buen padre/madre para mis hijos.
  • El año en el hice una limpieza interior de todo lo que no me servía
  • Un año para acabar cosas y cerrar ciertas puertas definitivamente
 Y si en tu caso te es más sencillo trabajar con palabras clave, simplemente cierra los ojos y deja que vengan a tu mente las palabras de manera aleatoria…
Lo que es importante en este proceso de elección de un título o de unas palabras clave es que hagamos hueco a nuestra parte soñadora y creativa. Tal vez tu prioridad REAL no es la que te imponen desde fuera, sino que es otra cosa que no te atreves a decir en voz alta.
Contacta con esas cosas esenciales en tu vida a las que quizás no les estás dando el peso que merecen (porque te pierdes en objetivos accesorios). Y una vez que sepas cuáles son, conviértelas en tu prioridad para el próximo año.
Como he dicho antes, a lo largo de los meses van a darse situaciones en que tendremos que elegir entre destinar el tiempo y la energía a una cosa o destinarlo a otra. Tener claro cuál es nuestro objetivo primordial, nuestro título o palabras clave, nos ayudará a elegir sin ansiedad.
 Paso 3: Hacer una planificación por trimestres
Ya he hablado de lo importante que es dividir un proyecto grande en pasos muy pequeños para que sea realizable y no nos dé miedo pasar a la acción. No obstante, también resulta aconsejable hacer el ejercicio de mirar nuestra realidad de forma amplia, con mayor distancia y sin tantos detalles.
Los primeros días de enero son perfectos para ello. Tienes ante ti un calendario de doce meses en blanco, los doce en la misma hoja. Sería de gran utilidad que estimaras, a grosso modo, la fecha de finalización de ciertos proyectos o las tareas que tienes que realizar en meses concretos (y ver si se solapan, y por tanto te has marcado demasiados objetivos o si la planificación es razonable).

Nada como colocar nuestros proyectos grandes en un calendario para darnos cuenta de que nos hemos pasado de optimistas y hay tareas que tenemos que eliminar o postergar para otro año.

A mí particularmente me gusta mucho definir objetivos generales por trimestre, después desglosar estos por meses, y no perderme en más detalles. Suelo planificar más fino cuando va llegando el momento, porque los imprevistos me hacen cambiar el rumbo varias veces.
Tener una visión panorámica de lo que vas a hacer el año que viene, y mejor aún tener este calendario anual bien visible, en el despacho de tu casa, en el espejo del baño o en la nevera te ayudará a organizarte y  a tener claro a dónde te diriges.
Una recomendación importante: coloca tus prioridades, las definidas en el apartado anterior, en todos y cada uno de los meses. De esta forma te aseguras que realmente vives en consonancia con lo que es importante para ti porque ¿cuántas veces decimos que nuestra prioridad es la familia, o emprender un negocio nuevo, o cualquier otra cosa y luego no le asignamos tiempo?
Para que algo sea tu prioridad, dale un lugar preferente en tu calendario.Y a partir de ahí, organiza lo demás.
 Paso 4: Olvida los tiempos y momentos de otros
Finalmente, un error muy frecuente a la hora de plantearnos objetivos auténticos, es estar más pendientes de las vidas de otros que de nuestras propias circunstancias.
Decidir nuestros sueños y prioridades desde la comparación, la envidia, el dolor porque vamos “detrás” de todos mis compañeros de universidad, el deseo de complacer a mamá o lo que “se supone” que debería estar haciendo a mi edad, es caer en una trampa sin salida.
Por favor… olvida los tiempos y momentos de otros. La vida no es una carrera en la que “gana” el que llega antes (el que antes se casa y tiene hijos, el que antes encuentra un trabajo, el que antes hace un viaje alrededor del mundo, el que antes alcanza el éxito en su profesión artística…)
En realidad, no hay nada que ganar ni nadie a quien rendir cuenta aparte de nosotros mismos. No hay ningún “premio especial”para el que consiga las cosas con rapidez (bueno sí, hay un premio final común a todos nosotros: la muerte)
Cargamos con un montón de ideas preconcebidas en torno a los tiempos vitales. Y nada ensombrece más nuestros propósitos auténticos que las ideas preconcebidas. Por ejemplo, parece que lo idóneo es empezar la carrera a los 18, pero yo he conocido a personas que han empezado la universidad a los 30 y les va la mar de bien: hacen los estudios con más madurez, la mente más clara, más serenidad. Del mismo modo, hay personas que montan un negocio próspero a los 20 y a los 50 están arruinados, y otras que es a esta edad cuando empiezan a crecer económicamente. Por no hablar de hombres o mujeres que a los 38 tienen su primer hijo, mientras que otros van por el tercer vástago y el segundo divorcio.
¿Y qué es mejor? ¿Qué es peor? ¡Qué sabemos!
Es muy, pero que muy importante a la hora de definir tus prioridades y planificar mes a mes olvidarte de lo que hacen los demás o de lo que “se supone que deberías hacer a tu edad”.

Porque si acomodas tus objetivos a lo que se espera de ti, y no a lo que quieres realmente, por más que luches y te esfuerces no vas a conseguirlos, o puede que lo consigas pero te quedes insatisfecho.

La verdadera motivación nace de la convicción de que esto que te has propuesto y que has planificado con tanto mimo es lo que realmente deseas y necesitas, aunque vaya en contra de los “ritmos vitales convencionales”. 

En resumen:

  1. Comienza haciendo una lista de logros de los últimos 12 meses, ¡imprescindible!
  2. Decide un título para tu año o asigna ciertas palabras clave que revelen qué te importa por encima de todo.
  3. Aprovecha que tienes el calendario en blanco para planificar de forma general este nuevo año y tener así una visión amplia de lo que toca cada trimestre (incluye tu prioridad en cada mes)
  4. Recuerda que nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto para hacer lo que quieres, no hay pasos universales que seguir ni un modo correcto de hacer las cosas. 
Espero que aproveches estos momentos de vacaciones para pensar con entusiasmo y sin miedo en qué es importante para ti.

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