¿Qué diferencia hay entre un Calendario Lunar y un calendario solar?
Llamamos informalmente "calendario lunar" a aquel que indica los ritmos de la Luna, aunque realmente el calendario gregoriano occidental de 12 meses y 365 días (366 cada cuatro años) es "solar", pues obedece principalmente al movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Por tanto, su ciclo predominante es el anual de las estaciones.
Los calendarios realmente lunares responden únicamente al ciclo de la Luna de 29 días, que se corresponde con regularidades observables en la Tierra como el ciclo sexual de las mujeres o las mareas. El calendario inca y el musulmán antiguo son estrictamente lunares. En el musulmán los meses son de 29 o 30 días y los años, de 354 o 355 días.
La mayoría de culturas han adoptado un calendario "lunisolar" pues toman en consideración tanto las fases del Sol como las de la Luna.
Son lunisolares el calendario chino, el hebreo o el japonés, entre muchos otros. Si tenemos en cuenta las celebraciones cristianas, nuestro calendario gregoriano también es lunisolar en cierta medida, pues el día de la Pascua es el primer domingo después de la Luna llena tras el equinoccio de primavera. Y en función de esta fecha se establecen también las de cuaresma y carnaval.
La historia del Calendario Lunar
El Calendario Lunar más antiguo que se conoce se ha encontrado en las cuevas de Lascaux, cuyas pinturas se remontan al menos unos 15.000 años atrás.
Pero debió ser a partir del desarrollo de la agricultura cuando el Calendario Lunar se convirtió en una herramienta cotidiana. Nuestros antepasados comprobaron cómo el momento elegido en la siembra determinaba el crecimiento de la planta, o cómo el momento de la cosecha influía sobre las propiedades del alimento y su conservación.
El conocimiento tradicional se plasma en los actuales calendarios lunares y biodinámicos, que están siendo recuperados por los agricultores, sobre todo aquellos que utilizan métodos ecológicos y biodinámicos (basados estos en la filosofía de Rudolf Steiner, padre de la antroposofía).
Durante siglos los agricultores aprovechaban los conocimientos ancestrales de generaciones pasadas y obtenían de la tierra los alimentos necesarios para vivir. Pero con el despegue de la agricultura intensiva, la tierra fue perdiendo su fertilidad natural poco a poco.
En un intento por devolver la riqueza a los suelos empobrecidos, Steiner estudió minuciosamente el desarrollo de las plantas y llegó a la conclusión de que su crecimiento, tal y como explicaban los viejos campesinos, se regía según los astros y las constelaciones. Y estableció las bases de lo que hoy conocemos como agricultura biodinámica.
Maria Thun estudió con Rudolf Steiner y dedicó toda su vida a investigar la influencia de los ritmos cósmicos en la agricultura, los huertos y la vida de las abejas. Sus investigaciones demostraban que la influencia de las constelaciones se transmiten a la Tierra a través de la Luna, que a su vez utiliza los elementos clásicos: tierra, agua, aire-luz y calor.
Thun empezó a publicar su ya famoso Calendario Lunar con todos sus cálculos astronómicos y sus recomendaciones para que el horticultor cuente con una herramienta muy poderosa para sacar adelante buenas cosechas.
Fue uno de los primeros en relacionar el mundo vegetal y las fuerzas del Cosmos, y es diferente al resto de calendarios porque los datos corresponden a la situación real en el Cosmos, que viene reflejada en las efemérides astronómicas.
cuerpomente.com
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