CÓMO IRTE DE VACACIONES Y GARANTIZAR LA SUPERVIVENCIA DE TUS PLANTAS
Consejos para preparar y cuidar tus pantas para que
sobrevivan a tu ausencia (tengas o no un buen samaritano que cuide de
ellas).
Misión: irte de vacaciones, volver y que tus plantas sigan vivas.
La pregunta del millón:
¿cómo asegurar su bienestar y cuidados mientras estamos ausentes?
Porque amiga: ¡ellas no pueden acudir a la sombra cuando tienen
demasiado calor ni al grifo cuando tienen sed!
Prepáralas para tu marcha
Si tienes muchas plantas y te preocupa su bienestar durante el
verano es porque para ti son casi como una mascota, solo que en lugar de
mover los bigotes o ladrar, ellas te agradecen tus cuidados con su
color verde, sus hojitas y sus flores de colores. Así que, a ti, amante
de las plantas, no sé cuánto de América te podremos descubrir con este
artículo… ¡pero lo intentaremos!
- Adaptadas a la “dieta” de agua correcta. Ya sabes que en invierno podemos dejarlas solas felizmente, porque necesitan poco riego y están “semidormidas”, pero de cara al verano, es mejor que tus plantas estén más acostumbradas a riegos espaciados que a riegos frecuentes, es decir: mejor empapar a tu maceta en la bañera una vez a la semana (y dejarla escurrir, claro) que regarla “a poquitos” tres veces a la semana. Así, sabes que si te vas una semana y las plantas se quedan dentro, donde solo les da la luz y no el sol, aguantan tranquilamente. La costumbre cuenta.
- Evita la exposición directa al sol. En primavera les viene genial, pero en verano, la radiación solar es tan potente que conviene alejar a la planta de ella. Para las plantas de la terraza (y también las de interior que estén cerca de ventanales con sol directo), una solución es dejarlas dentro de casa con ambiente fresco: toldo bajado o persianas semi-bajadas, barreños de agua para que haya humedad dentro de la habitación, y si puedes el aire acondicionado programado para que salte 5 minutos una vez al día y refresque un poquito. Si las dejas fuera sin riego, aunque las protejas del sol, pasarán días muy duros…
- Maceta de arcilla, bien limpita: el recipiente que contiene la planta cumple un papel fundamental en la conservación del sustrato, que es la base para el alimento e hidratación de la planta. Si dudas de las macetas de plástico pequeñas, haces bien: antes de irte de vacaciones trasplanta a tu plantita a una casa mejor, de arcilla, que no tenga fisuras y esté limpia. No sólo aguantará más tiempo sin regar, sino que crecerá más a gusto.
- Antes de marcharte: riega abundantemente y colócalas en un lugar con luz indirecta pero nunca a oscuras. Elimina las partes secas o dañadas, para que no consuman energía de la planta.
Sistemas de riego a distancia, ¡riega desde la playa!
Si tienes riego automático está todo apañado, si no, mira a ver qué tal estos sistemas:
Instálate un riego:
con aspersores, difusores o goteo, dependiendo de si es terraza, patio,
jardín, invernadero o terraza de la cocina. No necesitas grandes
complejidades: hay programadores muy sencillos que funcionan con pilas,
llevan la electroválvula incorporada y van conectados directamente al
grifo.
“El visitador de plantas”: si
tienes una persona de confianza que se pueda “pasar a regar” en tu
ausencia (y que además entiende de plantas), tienes un tesoro. Si no,
también puedes contratarla. En cualquier caso conviene dejar información
e indicaciones sobre las necesidades de cada una, en un papelito
delante de la maceta en cuestión, y los utensilios que pueda necesitar
esa persona bien a mano.
Agua en gel:
búscala en forma de vasitos o bolsas de plástico de gel. Las venden en
las grandes superficies, en la sección de jardinería. Duran hasta
treinta días mientras el gel se va deshaciendo, y mantiene el sustrato
hidratado. A mí me encantan como “sistema de seguridad” para algunas
plantas, sobre todo en interior. ¡Solo tienes que colocarlo en contacto con la tierra!
Hidrojardineras o macetas autoriego: son
unos contenedores que disponen de un compartimento aislado en el fondo
para almacenar el agua. Este depósito va suministrando en cada momento
el agua demandada por la planta mediante el principio de capilaridad. ¡Tu
única labor será controlar el nivel del depósito e ir rellenándolo
cuando corresponda! (que puede ser de 2 semanas a un mes y medio
dependiendo del recipiente y la temperatura). Se recomienda colocar una
capa de gravilla en el fondo de la maceta antes de echar la tierra, para
aislar el exceso de humedad. Y ojo con llenar demasiado el depósito…
El método bañera: si
tus plantas no necesitan mucha luz (o tienes un baño con luz), puedes
acomodarlas con un dedo de agua en la bañera. Si necesitan luz, podrás
acomodarlas en barreños con agua y piedras para mantenerlas hidratadas.
Ya lo dice Mariano Sánchez, conservador del Real Jardín
Botánico de Madrid, “para aportar humedad a la planta durante nuestra
ausencia, colócala encima de unas piedras que tengan agua debajo, para
que la planta roce el agua". También vale un plato o tiesto de barro colocado al revés y sumergido en agua para conducir la humedad hasta tu planta.
El cordón y la botella: hace
poco descubrimos en un blog este truco y nos pareció económico y
viable. Solo necesitas un par de cordones de zapato de algodón y un
recipiente de uno o dos litros lleno de agua; ponemos un extremo de los
cordones bien sumergidos en el agua, y los otros bien enterrados en la
planta. Así, cuando la tierra lo necesite, ¡absorberá el agua a través
del hilo!
Conos para riego por goteo,
de esos a los que puedes enganchar una botella de agua invertida (por
el cuello), cortarle el culete y rellenarla de agua para que gotee y
gotee en tu ausencia. Los hay de plástico y de arcilla, a mí me gustan estos últimos.
Hay otros modelos que tienen tubos de plástico que se deben
introducir en un recipiente lleno de agua. Antes de clavar el cono en la
tierra se tiene que purgar todo el aire llenándolo de agua. Importante:
el recipiente lleno de agua ha de colocarse ligeramente por debajo del
cono.
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