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jueves, 15 de noviembre de 2018

OS GUSTA LA NAVIDAD?


¿Por qué no te gusta la Navidad?


Por Francisco Peris, Psicólogo.
¡Ya están aquí otra vez las Navidades!
Las reuniones familiares, ir de compras y, las grandes comidas copiosas, se convierten para muchas personas en un sobreesfuerzo que, más allá de provocar  los sentimientos de amor y felicidad que prometen, les lleva a experimentar emociones de tristeza y desesperanza haciendo imposible disfrutar de la temporada navideña.
Pero, ¿cuáles suelen las causas por lo que la Navidad influye de manera negativa  en nuestro estado de ánimo? Principalmente por las siguientes razones:
  • Porque recordamos con nostalgia momentos navideños agradables con personas que ya no nos acompañan, bien porque han fallecido o, por otros diversos motivos como por ejemplo una separación o divorcio (esto último especialmente en los niños).
  • Otra de las causas que encontramos es la ausencia de las personas o familiares que se encuentran lejos de casa, viviendo o trabajando en otras ciudades. Esto puede afectar tanto a la persona que se encuentra viviendo sola o lejos, como a las familias que viven la ausencia de esa persona.
  • También, el estar pasando por una mala racha sentimental puede hacernos más vulnerables a sufrir en estas fechas estados ansiosos o de melancolía.
  • Y  por último, un factor no menos importante, es la presión que ejercen los medios de comunicación con anuncios publicitarios en los que, desde la fantasía, intentan vendernos la idea de felicidad y lujo que supuestamente “reina” en nuestros hogares más navideños.
Ahora bien, lo cierto es que si ponemos de nuestra parte, sin pretender a llegar a ser tan felices y perfectos como en un anuncio de turrones, podemos aprovechar las oportunidades que nos ofrece este periodo del año. ¿Cómo?:
  • Puesto que lo de detener el pensamiento lo vamos a reservar exclusivamente para “chamanes e iluminados”, intenta pensar en positivo y, en lugar de estar tristes por la ausencia de esa persona querida, recuerda los mejores momentos que pasabas con ella, las historias que contaba, sus aspectos más positivos y agradables. Además, es muy común evitar hablar de la persona desaparecida por “ahorrar” sufrimientos, especialmente si hay niños delante, cuando lo cierto es que así ocultamos sentimientos que son sanos, normales y naturales.
  • En el caso de encontrarnos lejos de casa, viviendo o trabajando en otras ciudades, podemos hacer dos cosas: la primera, aprovechar las oportunidades de ocio que nos ofrece esa nueva ciudad, aparte de disminuir los sentimientos de soledad, puede resultar muy enriquecedor a nivel personal conocer otras costumbres de celebración de la Navidad en otros lugares o culturas; y el otro modo de afrontar unas navidades lejos de casa es disfrutar de tu soledad, ya que no siempre es malo estar solo y puede servir para disfrutar de la tranquilidad, meditar y, tomar decisiones sobre lo que harás en los próximos días o lo que harás cuando visites de nuevo tu ciudad.
  • La publicidad NO muestra la realidad de nuestros hogares. El modelo de felicidad que nos muestra la TV, además de no ajustarse a la realidad, puede generar falsas expectativas de la navidad. Busca tu manera de experimentar la felicidad, decora tu casa con los recursos materiales que están a tu alcance, no te compares (lo normal es que el mantel de navidad que esté puesto en la mesa no combine con el color de las cortinas y el sofá; el batín de la abuela tampoco suele ser de alta costura) y, disfruta de lo sencillo (una buena cena de Navidad no tiene porqué ser cara, ni necesariamente de marisco o de cordero, que son demasiado caros en estas fechas).
Si aún así las Navidades siguen siendo difíciles para ti, quizá podrías preguntarte cuál es el motivo, más allá del momento del año que es. Muchas personas han perdido a un ser querido o se sienten solas y, no experimentan emociones de tristeza durante la navidad. Todos pasamos por situaciones difíciles parecidas, necesitamos nuestro tiempo para aceptarlas y superarlas (tiempo que puede variar significativamente de unas personas a otras), pero no deberíamos quedarnos emocionalmente anclados en experiencias pasadas porque nos impiden vivir el presente de una manera satisfactoria e impide nuestro desarrollo personal.

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