Dicen que las mujeres pensamos demasiado, si somos Piscis, mucho más. Pensamos y pensamos hasta que nos enredamos en nuestros pensamientos y ya no sabemos por donde va el hilo, ni siquiera muchas veces nos acordamos cual fue el motivo por el que nos enfrascamos en ese pensamiento, esa idea que ahora, enredada, nos tiene mucho más confundidas que antes.
También dicen que nadie se salva de su destino, que lo que esté para ti vendrá hagas o no hagas, te esfuerces o no, te guste o te disguste; por lo tanto, después de pensar tanto, me doy cuenta que no hace falta que ponga mucho empeño en algo que me va a tocar sí o sí.
La teoría siempre es fácil y entendible, lo que no está tan claro es que aceptemos que las cosas se van a desarrollar sin nuestra intervención, sobretodo cuando estamos viendo el rumbo que van tomando y no nos gusta un pelo, o si aquello que queremos nos está tardando en llegar más de la cuenta.
Todos tendemos a actuar de alguna u otra forma, intentamos encauzar las situaciones según nuestros intereses y algunas veces pensamos que lo que estamos haciendo es darle un empujoncito al destino.
¡¡Ay los humanos!! incorregibles en la práctica. Asiduos a meter la pata.
¿Cómo vamos a darle un empujoncito al destino, si ni siquiera sabemos que hay más allá de nuestras narices?
Muchas veces, lo que hacemos es entorpecerlo, y provocar que lo que estaba destinado a venir en dos meses, dure dos años, por nuestra impaciencia.
No se puede manipular el destino con artimañas; en el juego de la vida, nunca se sabe en que manga está escondido el último As. Debemos dejar fluir nuestra vida confiando en que ganaremos la partida, sin prisas y sin trampas. Así que nada, pescaitos, no os impacientéis con la vida y dejaros fluir, el destino se habrá de cumplir tarde o temprano.
Anyma.
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