Yo cogí una fotografía de cuando tenía siete u ocho años, la miré durante unos instantes y pensé que le diría a la niña que fuí. Observé la inocencia de sus ojos, la sonrisa alegre, ingenua... Después mi mente se deslizó por el tiempo y recordé a una jovencita ilusionada, llena de sueños con la mirada chispeante de la adolescencia. Seguí paseando por mi memoria y aún no sabía que decirme, solo lloraba. Así, desde esa fotografía llegué hasta mis años y me dí cuenta que esa niña aún seguía escondida en algún rincón de esta adulta, esperando...
Por fín encontré las palabras, el mensaje para esa niña de la fotografía. Y volví a mirarla con los ojos llenos de lágrimas para decirle: "Despierta, y vive!!"
Anyma.
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