El eterno debate entre correr o caminar para bajar de peso sigue entre nosotros y seguirá por mucho tiempo. Son muchos los interesados en perder peso pero a la hora de lanzarse a correr se encuentran con problemas musculares o esqueléticos que les impiden llevar a cabo sus propósitos deportivos. Por eso, muchos de ellos prefieren andar pero, ¿qué es mejor para el organismo?, ¿cuál de las dos actividades quema más grasa?, ¿es mejor correr o caminar para adelgazar? Tratamos el tema a continuación con la mayor objetividad posible.
¿Qué es mejor: correr o andar?
Correr o caminar para quemar grasa
Antes de nada, es importante recalcar que cuando hablamos de andar nos referimos al “power walking” o a caminar a un ritmo enérgico, nada de paseos. Y abre bien los ojos porque la siguiente frase que vas a leer te va a impresionar y mucho: el power walking es más efectivo para adelgazar que salir a correr y, de hecho, quema más calorías.
Así lo afirman expertos como Víctor Gadea, entrenador personal. Eso sí, Víctor incide en el hecho de que no se trata de caminar de cualquier forma sino a un ritmo adecuado, con una frecuencia y un tiempo adaptado a la quema de calorías.
Caminar para adelgazar: ¿cuánto tiempo?
Según él, controlando frecuencia, ritmo y tiempo y saliendo a caminar tres o cuatro veces por semana en sesiones de 40 minutos conseguiremos bajar de peso de forma fácil y saludable, sin necesidad de trotar o correr.
Eso sí, a la hora de salir a caminar es importante tener en cuenta tu estado físico para adaptar la actividad a tus limitaciones. Así, los primeros entrenamientos, según afirma Víctor, deben rondar el 60% de tu frecuencia cardiaca máxima.
Otros beneficios de caminar
Pero no solo conseguirás bajar de peso caminando sino que conseguirás reducir los niveles de colesterol, disminuir tu tensión arterial, prevenir la diabetes o controlar los niveles de azúcar en sangre.
Si comparamos la actividad de caminar con la de correr y aplicamos los resultados a lo expuesto anteriormente tenemos que:
- Correr reduce el riesgo de tensión alta en un 4,2%. Andar lo hace en un 7,2%
- Correr reduce el riesgo de colesterol alto en un 4,3%. Andar lo hace en un 7%.
- Correr reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiacas en un 4,5%. Andar lo hace en un 9,3%.
- Y por último, caminar implica someterse a un menor riesgo de lesiones que en el caso de salir a correr.
(Datos extraídos de un estudio publicado en 2013 en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology)
Correr o caminar rápido: ¿qué hacemos?
Puede parecer que con lo expuesto hasta ahora deberíamos posicionarnos en el área de los caminantes frente a los corredores. Sin embargo, no podemos decir con seguridad 100% que caminar sea mejor que correr para todas las personas porque esto dependerá de las preferencias de cada uno, del estado físico o del aspecto de salud en el que se quiera incidir.
No es lo mismo una persona que necesita liberar altas dosis de endorfinas y que tiene una trayectoria extensa en el mundo deportivo que una persona con obesidad y problemas de colesterol a la que su médico de cabecera le acaba de decir que debe comenzar a realizar deporte y abandonar su vida sedentaria actual. No es lo mismo y por eso no se puede generalizar.
De hecho, según un estudio llevado a cabo por el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de California los beneficios cardiovasculares de correr y caminar son prácticamente iguales, siempre y cuando estemos comparando la misma distancia recorrida. De hecho, para los que defienden el hecho de que ir más rápido quema más calorías diremos que la persona que va a un ritmo inferior y constante pero llega exactamente al mismo sitio que la otra persona estará obteniendo, en términos relativos, los mismos resultados a nivel de salud y a nivel de quema de calorías. No así en términos absolutos debido a la acción de nuestro metabolismo basal durante las horas siguientes al ejercicio.
Por otro lado, si comparamos ambas actividades a nivel de salud articular volvemos a quedarnos con el power walking. Y es que según afirma el traumatólogo Rafael González-Adrio, de la clínica Teknon, correr implica un mayor esfuerzo para las articulaciones de las piernas que terminan soportando dos o tres veces el peso corporal. Así, los corredores tienen un mayor riesgo de padecer problemas en las articulaciones a largo plazo que las personas que solo caminan a ritmo vivo.
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