¿Quién
no se ha sentido desbordado por la imaginación?
Creamos
situaciones ilusorias, situaciones que nada más existen en nuestra
cabeza, situaciones que vivimos como reales, que situamos en el
calendario, ubicamos en algún lugar y ponemos nombre a los
personajes que forman parte de ella.
Somos
capaces de formar la más increíble de las historias sin datos
reales, solo de lo que imaginamos, con una trama como auténticos
directores de cine, de nuestra película en particular. Y lo peor de
todo, es que a través de esas historias imaginadas, también
generamos sentimientos de todo tipo que nos afectarán de alguna u otra manera en la relación con los personajes, porque las historias serán imaginadas pero los personajes, son bien reales.
Malinterpretar
situaciones y personas también nos ayuda en nuestro guión
imaginario; nos anticipamos, sospechamos, suponemos, figuramos, y al
fina… damos por sentado.
¡¡¡Ay
que gran error!!! dar por sentado algo.
Hay
que controlar la imaginación desbordante, hay que suponer menos y
preguntar más, y hay que confiar más en los demás porque donde tu
estés viendo alguna ofensa, o descuido, habrá alguna circunstancia
inevitable para los demás.
Si
tienes algún problema con alguien, habla; si no te gusta como te
tratan, habla; Si te has sentido ofendido o agraviado, habla; Si te
queda algo por decir, habla.
Hablar,
preguntar, discutir, dialogar… no dejar nada en el aire y también…
no dejarlo durante mucho tiempo porque llegará un día en que el
aire lo disperse todo y ya no tenga sentido ninguna palabra.
Anyma.
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