Sincronicidad: la ciencia detrás de las casualidades significativas
C. G. Jung y otros autores analizan qué se esconde detrás de las casualidades.
Algunas claves sobre la sincronicidad o las casualidades significativas.
Para el mundo en un grano de arena, Y el Cielo en una flor silvestre, abarca el infinito en la palma de tu mano Y la eternidad en una hora. "William Blake"
Todos hemos experimentado coincidencias de hechos a los cuales no les solemos dar más importancia que la de una llamativa curiosidad. Estamos pensando en alguien y, justo en ese momento, recibimos una llamada suya; nos acordamos de una persona que hace mucho tiempo no tenemos en mente y nos la encontramos luego en la calle, o bien suena una canción en la radio que está muy relacionada con algo que sucede en ese justo momento. Algunas personas narran experiencias que nos pueden parecer aún más asombrosas, como soñar con hechos que luego suceden o percibir en la distancia un accidente o la muerte de alguien cercano.
Desde una perspectiva eminentemente racional, estos hechos son una cuestión de azar, casualidades a las que no hay que prestar más importancia de la que tienen. Por su parte, los hechos extraordinarios son considerados invenciones de personas que quieren llamar a la atención o interpretaciones erróneas de hechos objetivos.
Sin embargo, el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung vio, en las casualidades de hechos altamente improbables, la expresión de un fenómeno que merecía ser estudiado con rigurosidad. En este sentido acuñó el término sincronicidad, al que definió como la presentación simultánea de dos hechos que no se encuentran vinculados por una relación de causa y efecto, sino por su significado.
Jung describe tres categorías de sincronicidad: en la primera se presenta la coincidencia entre un contenido mental (pensamiento, sentimiento, un sueño) y un acontecimiento externo (se recibe una llamada de alguien en la que se estaba pensando). La segunda es la coincidencia entre una visión interna y un suceso que sucede lejos de allí (soñar con un accidente o la muerte de una persona que sucede en la realidad). La tercera consiste en tener una imagen de algo que posteriormente acontece en el futuro. Se resalta que las imágenes en las que se basa la sincronicidad no necesariamente se presentan de manera literal sino que pueden manifestarse de manera simbólica.
El pensamiento racional no acoge este tipo de fenómenos, así que a la hora de desarrollar el concepto de sincronicidad, Jung recurre a lo que se suele denominar como pensamiento oriental. Este tipo de pensamiento se encuentra relacionado a lo que usualmente nos referimos cuando hablamos de intuición.
Jung definió las sincronicidades como “coincidencias temporales de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal y que presentan alguna relación con los pensamientos y emociones de la persona que la experimenta”. Estas coincidencias suceden con más frecuencia cuando la persona está viviendo con especial intensidad, debido a procesos de crecimiento o de gran creatividad.
"Las sincronicidades son coincidencias temporales de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal y que presentan alguna relación con los pensamientos y emociones de la persona que la experimenta"
Según Jung, los períodos de transición o transformación de los seres humanos –como muertes, cambios de trabajo, divorcios– son más propensos a la ocurrencia de sincronicidades, posiblemente porque nuestra reestructuración interna causada por los cambios o crisis genera una energía de búsqueda de sentido que nos obliga a encontrar patrones en las circunstancias externas.
Mensajes orientativos de la realidad espiritual
Algunos autores sugieren que cuando ocurren estas coincidencias estamos en un camino vital correcto. Serían una especie de mensajes orientativos procedentes de la realidad espiritual. Existe una estrecha relación entre los acontecimientos interiores y exteriores que vivimos.
Algunos autores sugieren que cuando ocurren estas coincidencias estamos en un camino vital correcto
El psiquiatra Stanislav Grof recomienda interpretarlas como si se tratara de sueños y no caer en la tentación de tomar decisiones irracionales inmediatas. El ya totalmente aceptado concepto de la sincronicidad tiene también una vertiente lírica.
El azar objetivo
El poeta francés y teórico del surrealismo André Bretón hablaba también del "azar objetivo", que designa la confluencia inesperada o azarosa "entre lo que una persona desea y lo que el mundo le ofrece". El azar objetivo es uno de los conceptos fundamentales del surrealismo: coincidencias o casualidades cuya carga emocional las dota de significado.
Los fenómenos de coincidencia significativas ocurren generalmente en personas con elevado grado de espiritualidad, las que pueden percibir su oculto interior o aflorar su inconsciente más profundo conocimientos o sentimientos muy reservados.
Ocurren generalmente en personas con elevado grado de espiritualidad o que perciben su oculto interior
La universalidad está coordinada en el ámbito psicológico interno con el externo mundo de los fenómenos tangibles, es decir: existe una estrecha relación entre acontecimientos interiores del espíritu con fenómenos de la vida exterior que se expresa en los fenómenos de sincronicidad no buscados por voluntad deliberada.
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