PROYECTOS APASIONANTES: 3 MUJERES QUE ENCONTRARON SU PASIÓN DESPUÉS DE LOS 50
¿Siempre
has soñado con tener tu propio negocio o probar una actividad
“temeraria”, pero te falta confianza para hacerlo? Esta historia nos
resulta familiar, ¡pero es hora de cambiarla!
Si siempre te ha faltado un empujoncito, no lo dejes más. Ya está
bien de sacrificar las cosas que realmente queremos por tener una
pizquita de miedo. ¡Lee estas tres historias y encuentra la inspiración!
“Aprender a navegar me ayudó a superar mi divorcio”. Carolina, 56 años.
"Como pareja siempre habíamos hablado de aprender a navegar juntos y
recorrer las islas griegas en un barco, pero por supuesto… eso nunca
pasó. Cuando nos divorciamos después de 33 años juntos, decidí que si no
aprendía a navegar ahora, sería uno más de mis sueños que terminó con
nuestro matrimonio. Quería demostrarme a mí misma que podía hacer estas
cosas por mi cuenta así que busqué en Google y descubrí que cerca de mi
casa impartían cursos para principiantes, así que me apunté. Cuando
llegué, todo eran menores de 25 años, un hombre de mediana edad y yo, y
pensé: “¿qué estoy haciendo aquí?”, pero luego me di cuenta de que la
edad era una tontería, yo estaba allí para hacer algo que me apasionaba,
¡así que me dije “adelante”! Ahora tengo mi nivel uno y dos
calificaciones de navegación. No diría que soy una experta, pero… cuando
has estado en una relación toda tu vida adulta, estas cosas te ayudan a
darte cuenta de que puedes alcanzar tus sueños por tu cuenta, que solo
tienes que trabajar duro y ser valiente. Desde que empecé a navegar,
también me atreví a nadar en aguas profundas, ¡y hasta me he planteado
escalar la montaña más alta de Inglaterra!
Consejo TOP
Si estás probando un nuevo deporte, asegúrate de tener todo lo que
necesitas, ya que te hará sentir más segura, que tienes el control.
Pídele consejo a alguien que ya lo haya probado y consigue el kit
adecuado, ¡ah! Y no te olvides de las pequeñas cosas, como usar ropa
interior cómoda o cambiarte a Kukident si llevas prótesis dental, ¡su poder de fijación es 10 veces más fuerte!
"Pasé de ser investigadora de mercado a granjera de avestruces". Jaqueline, 56.
"Comencé a trabajar en una compañía de investigación de mercado en
1986. Hasta 2014 me ocupé de los asuntos globales de grandes clientes
internacionales, administré grandes equipos y crecí dentro de la
empresa, pero sabía que era hora de probar algo diferente… Tenía 30 años
de experiencia y empecé a sentirme estancada. Decidí que podía probar
algo más, y si no funcionaba… ¡siempre podría volver! Me casé con mi
marido en 2013, y él tenía un negocio propio y algo diferente: ¡una
granja de avestruces! Durante un par de años seguí en mi antiguo
trabajo, pero empecé a ayudarle en las ferias los fines de semana, donde
vendía carne y yo hacía algunas ventas y documentos. Al final decidí
alejarme de mi trabajo (bien remunerado y con las pensiones y todos los
beneficios que provienen de estar en una gran compañía) para trabajar en
la granja, y aquí no hay dos días iguales, ¡el trabajo cambia según la
temporada!
Procesamos toda la carne y hacemos las salchichas y las hamburguesas,
y luego durante todo el verano estamos presentes en mercados y
espectáculos; a la gente le encanta darnos su opinión y aportar. Cuando
trabajas en una gran organización no obtienes esa retroalimentación, y
en administración solo estás involucrado en el último cinco por ciento
de un proyecto, mientras que con esto estoy involucrada en la producción
al 100 %. Mi marido pensaba que tardaría alrededor de un año en hacer
otra vez algún trabajo de consultoría, pero nunca sentí la necesidad de
volver. A medida que te haces más mayor llega el momento de empezar a
pensar en ti misma.
"Encontré la felicidad preparando el desayuno". Susana, 55.
"En mi juventud, mi sueño era regentar un B&B
(Bed&Breakfast). Siempre pensé que sería una buena idea, pero nunca
creí que realmente llegaría a hacerlo algún día. Siempre trabajé para
grandes compañías, y durante los últimos tres años fui asistente de la
estación de trenes de mi ciudad, Granada. Era un rol de servicio al
cliente, pero nunca tuve el poder de cambiar nada y la verdad es que no
tenía paciencia para tratar con los adolescentes problemáticos que se
pasaban el rato en la estación… Cuando cumplí los 55 me di cuenta de que
tenía que hacer algo diferente. Por suerte, un amigo me habló de la
oportunidad de comprar una casa de huéspedes que salía a la venta, ¡y me
lancé! La casa tiene cuatro habitaciones y cada día preparo los
desayunos y lo hago todo, desde los huevos Benedict hasta el servicio de
habitaciones. Al principio ha sido un pelín duro, nunca había hecho
algo así antes y he tenido que aprender rápidamente cómo gestionar las
tarjetas de crédito, llevar las redes sociales y administrar un sitio
web… ¡la primera mañana me di cuenta de que ni siquiera sabía cómo
encender el horno! Ahora, una vez adaptada, sí que lo disfruto y estoy
muy contenta de haber aceptado el desafío. ¡Ya no tengo pesadillas sobre
huevos escalfados demasiado cocidos!".
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