RECUPERA EL PLACER DE LA INTIMIDAD
Hoy en día todavía existen temas tabú acerca
de la etapa de la menopausia, sobre todo los que tratan de la
sexualidad de la mujer madura. La profesora Rossella Nappi, ginecóloga y
endocrinóloga, nos cuenta algunas historias en las que probablemente te
verás reflejada, y que tal vez te ayuden a recuperar el placer de la
sexualidad.
“Nunca había oído hablar del tema, pero no era la única. Si les digo a mis amigas ‘atrofia vulvovaginal’ me contestan: “¿y eso qué es?” (Luisa)
Todas las mujeres saben que la menopausia puede ir
acompañada de sofocos como consecuencia de la carencia de las hormonas
femeninas (estrógenos) que los ovarios ya no son capaces de producir. En
cambio, pocas mujeres saben que precisamente esta falta de estrógenos,
asociada también a la edad, es la que genera un cambio progresivo en la
estructura de los genitales femeninos, que pierden algunas
características fundamentales para el bienestar vaginal, urinario y
sexual. Esta condición, conocida como atrofia vulvovaginal (AVV), afecta
de manera más o menos grave a un alto número de mujeres durante la
postmenopausia.
Se calcula que más de la mitad de las mujeres
mayores de 50 años sufren los síntomas de la AVV. Sin embargo, la gran
mayoría no atribuye sus síntomas a esta afección.
“Siempre me han hablado de los sofocos en la menopausia, pero nunca de la sequedad” (María)
El
síntoma más frecuente de la AVV es la sequedad vaginal, porque la mucosa
vaginal se vuelve más delgada, seca y frágil debido a la falta de los
estrógenos. La sequedad se extiende también a los tejidos de la vulva,
el órgano genital externo de la mujer, que se vuelve mucho más delicado y
sensible. Debido a la falta de lubricación natural puede aparecer el
dolor durante las relaciones sexuales. El placer es más difícil de
alcanzar, con la consiguiente disminución del deseo sexual y la
aparición de ansiedad. Dos de cada tres mujeres con AVV evita las
relaciones íntimas debido al dolor.
En conjunto, todos estos aspectos pueden afectar
negativamente la relación de pareja, sobre todo si no hay diálogo sobre
las emociones y los sentimientos que pueden asociarse a la menopausia,
una etapa de la vida delicada y algo crítica para la mujer.
Por tanto, durante la menopausia es muy
importante un diálogo abierto y sincero no solo con nuestra pareja, sino
también con nuestro médico de confianza, para
enfocar la posible presencia de AVV desde una perspectiva correcta,
poniendo en práctica las estrategias fundamentalmente preventivas.
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