Echando
la vista atrás, me he dado cuenta que aunque te empeñes en trazar
tu camino, la vida te lleva por otros senderos, caminos inimaginables
que te llegan por sorpresa y que no tienes más remedio que recorrer;
algunos serán atajos llenos de piedras que te harán daño en los
pies; otros, llanuras llenas de paz y algunos también, largos
bosques de monotonía. Dicen que todos estos caminos forman parte de
tu experiencia de vida, y que cada paso te va formando como persona,
que cada piedra en el camino es un aprendizaje, que hay que saber
comprender y aceptar el por qué de cada viraje -no planificado- y
con el que la vida te sorprende. Parece tan fácil ¿verdad?. Nos
dejamos convencer por la retórica que nos conmueve, nos envalentona,
nos conforma, nos persuade..., pero en el fondo, muy en el fondo,
cuando uno está solo ante un cruce de camino incierto, la teoría
sirve de muy poco. Cada persona es única y cada camino es
individual aunque sea compartido, y vivido de forma diferente.
A
veces es duro, apartarse de un camino que nos era grato o transitar
por otro que no nos complace en absoluto; a veces, lo duro no es el
propio camino sino la elección del mismo y la incertidumbre del
resultado, pero como se suele decir: lo importante es el viaje, no el
destino.
Para
este mes de octubre que acaba de comenzar, el décimo mes del
calendario, donde los árboles se tiñen de melancolía esperando las
primeras lluvias de otoño; en este mes donde los hombres enderezan
su silueta para afrontar el invierno, os animamos a que recorráis
todos esos caminos con valentía, con entusiasmo, desde el más
arriesgado hasta el más aburrido, y que no os preocupéis tanto del
destino, guiaros siempre por el corazón, y afrontar las cosas
sabiendo que en cualquier momento, cuando te sientas perdido,
encontrarás una indicación con un mapa que te dirá: “usted está
aquí”., así que cualquiera que sea vuestro camino, no solo
pisarlo, sino vivirlo.
Anyma
QUEDÉ PRENDADA CON EL TEXTO. ENHORABUENA
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