Cómo conseguir una piel perfecta
La regla básica: desmaquíllate siempre
Sabemos que a
veces da mucha pereza, sobre todo en esos días en los que has tenido
una cita o evento especial y has "abusado" un poco más de lo habitual
del maquillaje. Evita siempre, siempre y siempre irte a la cama sin
desmaquillarte, ya que lo único que conseguirás es que tu piel se
resienta. Y, sí, aunque no te maquilles, deberías hacerlo. Conviene
limpiar la piel de las impurezas y suciedad que se acumulan a lo largo
del día.
Te en cuenta que cuando te apliques la crema hidratante
después de desmaquillar no debes pasarte con la cantidad. Y es que si te
pones demasiado puedes obstruirla y conseguir el efecto contrario al
deseado. Además, en el caso del contorno de ojos, por ejemplo, si
utilizas uno que sea muy untuoso, puedes provocar que aparezcan granitos
blancos de grasa o bolsas en esa zona.
¿Te tocas mucho la cara?
Las
manos están en contacto permanente con superficies sucias, así que si
no te las lavas con frecuencia y te tocas la cara, imagina todas las
bacterias que estás aportando a tu rostro. Esta suciedad puede
acumularse y favorecer la obstrucción de los poros, ocasionando un
repentino brote de acné.
Cuida tu alimentación
Por ejemplo el café, el azúcar
o los precocinados no le hacen ningún favor a tu piel. La cafeína es
diurética y propicia que la piel se deshidrate y parezca apagada y sin
brillo. Por lo tanto, intenta no tomar más de 2 cafés al día. Y si lo
tomas con leche, cuidado, porque algunos estudios han demostrado que la
leche tiene sus propias hormonas y factores de crecimiento, que se
absorben, pasan
a la sangre y pueden causar acné. El azúcar por su
parte, tomado en exceso, se une a las proteínas de la piel provocando o
agravando la flacidez.
NO FROTES LA PIEL AL LIMPIARLA
Al
secarte la piel (sobre todo la de la cara), es muy importante que no la
irrites frotando fuerte con la toalla. Hazlo con suaves toquecitos.
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