La cafeína es una sustancia de origen natural que se extrae, no solo de los granos de café, sino de una amplia variedad de plantas como las del cacao, el té, las bayas de guaraná y la nuez de cola. De forma sintética se encuentra en bebidas refrescantes consideradas energéticas e incluso en medicamentos.
Al ingerir una taza de café con cafeína sus efectos empiezan a notarse a los 10-15 minutos y puede tener su efecto máximo a la media hora. Los efectos de la acción de la cafeína se notan porque actúa a nivel del sistema nervioso central, el individuo aumenta su capacidad de esfuerzo físico y mental, pasa a un estado de alerta y tiene mayor claridad para pensar, ya que se ha contrarrestado la sensación de cansancio. Según la edad y el tipo de metabolismo, estos efectos pueden durar entre 3 y hasta 9 horas. En mujeres embarazadas, por ejemplo, el metabolismo de la cafeína es mucho más lento, con lo que sus efectos se prolongan más tiempo. En personas sensibles a la cafeína investigaciones recientes apuntan a la existencia de un gen que da lugar a la metabolización lenta de la cafeína como explicación a esta mayor sensibilidad.
Debe tenerse en cuenta los efectos de la cafeína en los niños, pues algunas bebidas refrescantes contienen cafeína, que puede ser la causa de irritabilidad y nerviosismo, en función de la cantidad tomada.
La explicación científica de por qué nos quita el sueño la cafeina es que la acción de la cafeína está en la influencia sobre la adenosina, una sustancia natural producida por el cerebro que tiene como objetivo regular la actividad cerebral, es decir, la adenosina controla el estado de vigilia y cansancio del cuerpo. Cuando se toma una taza de café, la cafeína bloquea los receptores de la adenosina, con lo que el organismo pasa a un estado de alerta, se ha bloqueado su capacidad de regular el cansancio tanto físico como intelectual, aumentando, por tanto, la capacidad de esfuerzo físico y mental. Además de estos efectos, también tiene un efecto diurético, aumenta la presión arterial y el ritmo metabólico.
En personas “sensibles” a la cafeína sus efectos se pueden prolongar durante horas, con lo que no es aconsejable que tomen té o café a media tarde, ya que la adenosina seguirá bloqueada y se mantendrá el estado de vigilia que impedirá el sueño.
Es lógico que la toma de cantidades importantes de cafeína repercuta sobre el sistema nervioso, y de lugar a insomnio, agitación nerviosa e incluso ansiedad.
Fuente: CEAC
Al ingerir una taza de café con cafeína sus efectos empiezan a notarse a los 10-15 minutos y puede tener su efecto máximo a la media hora. Los efectos de la acción de la cafeína se notan porque actúa a nivel del sistema nervioso central, el individuo aumenta su capacidad de esfuerzo físico y mental, pasa a un estado de alerta y tiene mayor claridad para pensar, ya que se ha contrarrestado la sensación de cansancio. Según la edad y el tipo de metabolismo, estos efectos pueden durar entre 3 y hasta 9 horas. En mujeres embarazadas, por ejemplo, el metabolismo de la cafeína es mucho más lento, con lo que sus efectos se prolongan más tiempo. En personas sensibles a la cafeína investigaciones recientes apuntan a la existencia de un gen que da lugar a la metabolización lenta de la cafeína como explicación a esta mayor sensibilidad.
Debe tenerse en cuenta los efectos de la cafeína en los niños, pues algunas bebidas refrescantes contienen cafeína, que puede ser la causa de irritabilidad y nerviosismo, en función de la cantidad tomada.
La explicación científica de por qué nos quita el sueño la cafeina es que la acción de la cafeína está en la influencia sobre la adenosina, una sustancia natural producida por el cerebro que tiene como objetivo regular la actividad cerebral, es decir, la adenosina controla el estado de vigilia y cansancio del cuerpo. Cuando se toma una taza de café, la cafeína bloquea los receptores de la adenosina, con lo que el organismo pasa a un estado de alerta, se ha bloqueado su capacidad de regular el cansancio tanto físico como intelectual, aumentando, por tanto, la capacidad de esfuerzo físico y mental. Además de estos efectos, también tiene un efecto diurético, aumenta la presión arterial y el ritmo metabólico.
En personas “sensibles” a la cafeína sus efectos se pueden prolongar durante horas, con lo que no es aconsejable que tomen té o café a media tarde, ya que la adenosina seguirá bloqueada y se mantendrá el estado de vigilia que impedirá el sueño.
Es lógico que la toma de cantidades importantes de cafeína repercuta sobre el sistema nervioso, y de lugar a insomnio, agitación nerviosa e incluso ansiedad.
Fuente: CEAC
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