Ensaladas de legumbres
Son tan fáciles de hacer y tan rápidas
como cualquier otra ensalada si partimos de legumbres ya cocidas.
Sirven también las de bote. Solo tienes que escurrirlas muy bien.
Prueba con garbanzos o lentejas, que combinan con cualquier cosa, o alubias blancas, que tienen una textura muy cremosa.
Con las legumbres frías quedan estupendamente los aliños clásicos de
ensalada (aceite, vinagre y sal) y también los más elaborados
(vinagretas, salsas de tahini, mayonesa vegetal, etc).
- Añádele un buen puñado de brotes frescos (de espinacas, lechuga, etc)
- Ponle semillas al gusto (semillas de lino rotas, gomasio, chía…)
- Agrega alguna otra verdura cruda (kale, hojas de remolacha, etc)
- Ponle encurtidos (aceitunas, pepinillos, cebollitas, alcaparras…)
- Dale un toque dulzón con zanahoria y/o maíz
- Aprovecha verduras de temporada (pimiento rojo en trocitos, tomates de ensalada, pepino, etc)
- Innova añadiendo fruta (aguacate, manzana y pera son las que mejor quedan)
Si te apetece un acompañamiento caliente, haz algo simple: calabacín a la plancha, espárragos trigueros, puerros asados, etc.
Con lo que te sobre de la ensalada puedes montar el
plato del día siguiente añadiendo otra salsa, por ejemplo mayonesa
vegetal, añadiendo cuscús, pastas cortas cocidas, quinoa u otros
cereales.
Prueba también con otras legumbres: azukis, mungo,
frijoles negros, etc. Cada una tiene su encanto, tanto por los colores
como por los sabores y texturas, y todas tienen en común que en las
ensaladas destacan para bien, haciéndolas más sabrosas y nutritivas.
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