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domingo, 19 de agosto de 2018

CUANDO EL ALMA SE ROMPE




No sólo el cuerpo se cansa, existe otro cansancio mucho más profundo, mucho más extenuante y limitador que el físico, es el cansancio del alma.
El alma no se agota por usarla, el alma se cansa de recoger pedazos rotos del corazón, de clavarse astillas de desilusión, de rozarse con vientos de indiferencia. Se cansa de esperar inútiles, de sueños imposibles, de amaneceres solitarios, de esperanzas sin fundamento, de palabras ambiguas, de emociones de saldo.

Sí, el alma también se cansa, y se rompe.

¿Sabes el ruído que hace un cuerpo al romperse? Ninguno, silencio absoluto; por eso impresiona. 

Cuando el alma se rompe, lo hace en silencio pero los suspiros son una muestra de que ya se está resquebrajando.

Anyma

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