Los herpes labiales resultan muy molestos durante todo el año. No solo son antiestéticos, sino que pueden ser dolorosos y siempre implican tener mucho cuidado con posibles contagios. Esto resulta más molesto todavía en verano, cuando queremos estar más despreocupados o disfrutar del sol y las vacaciones si las tenemos. Sin embargo, esta época del año es una de las más propicias para que estas lesiones aparezcan. Por ello es necesario saber qué las provoca, cómo podemos prevenirlas y cuáles son los cuidados que debemos tener cuando ya han aparecido.
Qué es el herpes labial
Por qué se reactivan más los herpes en verano
Existen varios tipos de enfermedades que conocemos como herpes causadas por virus. Entre ellas encontramos el herpes zóster - causado por el mismo virus que causa la varicela - y el herpes simple. Este último puede ser del tipo I o del tipo II que es el que conocemos como herpes genital.
En el tipo I es donde encontramos el más habitual herpes labial. Según algunas estimaciones el 67% de la población padece este virus. Una vez que se coge - normalmente por contagio oral tanto directamente como mediante objetos - el virus no desaparece nunca. Las calenturas o ampollas que provocan aparecen de modo intermitente, pero cuando se curan, el virus se mantiene latente en el organismo hasta la siguiente vez que se reactiva.
Hay varios motivos por los que el virus puede reactivarse y aparecer las molestas lesiones en nuestros labios. Entre ellas encontramos el estar pasando por algún periodo de estrés, el tener las defensas bajas o la existencia de cambios de temperatura.
Este último es uno de los factores que puede influir en que suframos más calenturas en verano, ya que con la exposición al sol, a los aires acondicionados o al agua del mar o de la piscina, sufrimos muchos cambios de temperatura de manera habitual.
Pero este no es el único motivo que influye en la aparición de los molestos herpes. La exposición prolongada a los rayos violeta del sol puede hacer que el virus se reactive en el organismo debido a la inflamación de las mucosas que puede provocar. Por ello, debemos tener especial cuidado cuando tomamos el sol con las zonas en las que habitualmente nos aparecen las ampollas.
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