Cuando
renunciamos a nuestros sueños y encontramos la paz, tenemos un pequeño período
de tranquilidad. Pero los sueños muertos comienzan a pudrirse dentro de nosotros
e infectan todo el ambiente en que vivimos. Lo que queríamos evitar en el
combate -la decepción y la derrota- pasa a ser el único legado de nuestra
cobardía.
Paulo Coelho, El Peregrino de Compostela
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