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martes, 24 de abril de 2018



La vajilla antigua.

Lo primero que pensé cuando me senté en la mesa del restaurante era en la cara que hubiese puesto mi madre cuando le plantaran por delante un plato con el borde desconchado como éste. No pude evitar sonreír y se me vinieron a la cabeza muchas imágenes de la casa de mi abuela, como las palanganas de loza, los chineros de color verde y las sillas de enea.
Y es que después de los platos cuadrados y negros, lo que se lleva ahora es comer en un plato descascarillado y que te sirvan la chacina en una papel de estraza; eso tampoco lo entiende mi madre, con la de platitos que sacan ellas para cualquier cosa.
En cualquier caso, lo importante es el contenido, y lo que estaba dentro de aquél plato esconchado estaba exquisito. 

anyma


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