Tradicionalmente, el Abuelo del Frío aparece en plena celebración familiar de Nochevieja. Suele tratarse de un pariente bien maquillado o un vecino que probablemente pedirá que se le devuelva el favor.
No es de los que bajan a hurtadillas por las chimeneas, sobre todo porque hay pocas en las casas moscovitas. Ded Moroz llama a la puerta con su cayado e irrumpe en la fiesta para pedir a los niños canten o reciten un poema si quieren recibir un regalo.
Tiene una voz muy profunda e imponente, que a veces hace temblar a los más pequeños. La idea es hacerles creer que este señor gordito y con barba es un Ded Moroz auténtico, un viejo exigente y de trato frío, pero generoso, sincero y justo.
En lugar de los duendes ayudantes lo acompaña su nieta Snegúrochka, la Doncella de la Nieve. Es una joven guapa y muy cariñosa que suele compensar la aparente dureza de su abuelo.
La doncella de las nieves
Snegúrochka no tiene raíces en la mitología eslava. Este personaje apareció a finales del XIX y es creación de Alexander Ostrovski, un destacado autor de teatro, nativo de la región de Kostromá, en el centro de la Rusia europea. Ostrovski fue criado por una niñera que llenó su infancia de cuentos de hadas y lo inspiró para dar vida a Snegúrochka.
Ostrovski terminó La doncella de las nieves en 1873 con música de Chaikovski. Posteriormente fue adaptada como ópera en cuatro actos por el compositor Rimski-Korsakov y se estrenó en San Petersburgo en 1882. También se convirtió en ballet en 1878.
Ded Moroz es uno de los personajes favoritos de los cuentos populares rusos y las películas soviéticas. Probablemente esa mezcla de exigencia y bondad que refleja el personaje es una muestra de la peculiaridad del carácter de los rusos.
Navidad, una fiesta prohibida
La fiesta más importante para los rusos es la Nochevieja. ¿Por qué? Porque la tradición de celebrar la Navidad el 25 de diciembre, instituida por Pedro el Grande, fue abolida por los bolcheviques tras la Revolución de 1917.
Durante la época soviética la Navidad se convirtió en una festividad celebrada en la intimidad de los hogares de algunos inconformistas y secretos devotos.
Actualmente, la Navidad (Rozhdestvó, en ruso) va recobrando su importancia. Cada año miles de creyentes moscovitas acuden a la Catedral de Cristo Salvador para celebrar la Nochebuena. Las procesiones inundan las calles. Debido a que la Iglesia ortodoxa rusa se mantiene fiel al calendario juliano, la Nochebuena se celebra el 7 de enero (con trece días de retraso con respecto al calendario gregoriano).
Varias celebraciones
Las fiestas giran en torno a la Nochevieja y el tañido de las campanas del Kremlin. Los nueve husos horarios de Rusia significan que se puede celebrar el Año Nuevo más de una vez en la misma noche. Por ejemplo, la gente en Siberia suele festejar el Año Nuevo local y tres horas más tarde, lo repiten, a la moscovita. El plato estrella de la noche es la ensalada Olivier, conocida en América Latina como ensaladilla rusa. Este manjar ocupa un lugar de honor entre un amplio número de platos fríos, ensaladas y encurtidos, que se toman a partir de la media noche. Todo esto se riega con cantidades considerables del burbujeante champán soviético, cuyos tapones de plástico salen despedidos a gran velocidad.
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