He
dejado de hacerme preguntas, de jugar con posibilidades, de adivinar
significados. No, ya no me hago preguntas ¿para qué? Si la vida
actúa caprichosamente y juega conmigo al escondite.,
Es
algo contra lo que no se puede luchar, contra la vida, contra el
destino, contra lo que te llega de repente y te deja en estado de
shock. Pará qué prepararte tanto si lo que te encuentras no estaba
en tus esquemas. Decía que cuando tenías todas las respuestas,
cambiaron todas las preguntas. Pues debe ser algo así, debe ser como
equivocarte de clase o de exámen. Estudiar Filosofía y ponerte un
exámen de Quimica, ambas cosas tienen mucho que ver pero en otro
plano.
Lo
que sí puedes hacer es no dejarte llevar por la conmoción, por el
choque, mantener el control, como cuando agarras fuertemente el
volante de un auto descontrolado con la esperanza de no estrellarte.
Y después, cuando hayas conseguido aparcar, reflexionar sobre tu
conducción al volante, para no repetir los errores que te han estado
contínuamente sacando de la carretera.
Y
dejarte de hacer preguntas porque lo importante no es el por qué
sino el cómo.
A
veces nos estrellamos porque construimos una pared tal alta que no
somos capaces de ver más allá. Esa pared hecha de ladrillos de
desconfianzas, de miedos, de culpas, de prejuicios, de orgullos, de
soberbias, de intolerancias, de todas esas joyitas que nos adornan en
muchas ocasiones y nos hacen cargar con demasiado peso innecesario
porque no sirven para nada.
Cuántos
más ladrillos, más alto será el muro, y más estrecha será
nuestra visión. Tal vez, el muro se convierta en infranqueable, en
nuestra fortaleza de miseras que nos alejan de la persona que
realmente somos o que podemos llegar a ser-
Cuántas
limitaciones, cuantos condicionamientos, ¡Cuántas capas nos pueden
llegar a cubrir¡ Cuánto más si somos de índole porosa y hemos
absorbido demasiado. Hemos absorbido tanto que hemos perdido nuestra
verdadera esencia.
Esconderse
en el bosque debajo de un árbol o tras la tapia de tu cochera no es
una buena solución, hay que despojarse de todo lo que nos sobra, nos
limita. Hay que confiar, y volver a conducir.
Si
sigo con las metáforas podría decir, que hay que observar la
carretera para trazar la ruta y llegar a nuestro destino, es decir;
observar tu pasado para vivir tu presente y mejorar el futuro.
Y
no te preguntes nada más, las respuestas vendrán por el camino.
Anyma.
No podría explicar mejor lo que me pasa que con estas palabras
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