lunes, 3 de septiembre de 2018

EFECTO Michelangelo


El efecto Michelangelo


Una buena parte de los libros de autoayuda nos recuerdan que “lo mejor está aún por llegar”, que “aquello que merecemos está a la vuelta de la esquina”. Este tipo de enfoques nos llenan de ilusión y esperanza, no hay duda, abriendo nuestras antenas siempre hacia mejores oportunidades. Sin embargo, debemos ir con cuidado con este tipo de ideas por una razón muy concreta: pensar que siempre puede haber algo mejor a lo que ya tenemos nos puede sumir en una búsqueda eterna e infructuosa, en una espera inagotable donde hallar algo demasiado ilusorio e intangible.
Cuando las expectativas de uno son reducidas a cero, uno realmente aprecia todo lo que tiene”

En relación a esta idea nos vendrá muy bien reflexionar en lo que se conoce como elefecto Michelangelo. Cuando Miguel Ángel, el maravilloso pintor, arquitecto y escultor renacentista veía un bloque de mármol o de piedra determinado, ya vislumbraba en ella a un ser dormido que debía despertar. La magia estaba allí, contenida, escondida y latente.Solo tenía que coger sus herramientas y golpe a golpe y arista a arista, ir esculpiendo su bellísima obra con delicada paciencia, ingenio, originalidad y cariño.
Por tanto, las expectativas siempre serán buenas mientras sean realistas y actúen como motores de motivación. Sin embargo, no olvidemos que las mejores relaciones son aquellas que se trabajan día a día, porque es así como nace la perfección de un vínculo. Es así como nace la magia de una relación ideal, en ese empeño cotidiano donde se liman las esquinas, donde se esculpen espacios comunes, donde se contornean esas redondeces donde acoplarnos, esas esquinas donde descansar y esos relieves que definen una amistad única o un amor especial.
Porque más allá de las apariencias y de las altas expectativas, está sin duda la belleza humilde de toda persona que merece ser descubierta con delicada paciencia y con firme compromiso momento a momento.
Pasamos gran parte de nuestra vida “esperando cosas”, y que las personas, actúen  a su vez de acuerdo a lo que pensamos de ellas. No obstante, no somos del todo conscientes que “esperar” es en ocasiones sinónimo de “desear”, y ahí está implícita una pequeña manipulación.
Siempre será mejor que las personas que forman parte de nuestra vida actúen con plena libertad y con voluntad propia. Si hacen algo por nosotros es porque así lo han querido desde lo más profundo de su corazón, y como tal, lo agradecemos, pero si no lo hacen, no es algo que deba preocuparnos u obsesionarnos.

Texto sacado de: Lamenteesmaravillosa.com

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