El efecto Michelangelo
Una
buena parte de los libros de autoayuda nos recuerdan que “lo
mejor está aún por llegar”, que “aquello que merecemos está a
la vuelta de la esquina”.
Este tipo de enfoques nos llenan de ilusión y esperanza, no hay
duda, abriendo nuestras antenas siempre hacia mejores oportunidades.
Sin embargo, debemos ir con cuidado con este tipo de ideas por una
razón muy concreta: pensar
que siempre puede haber algo mejor a lo que ya tenemos nos puede
sumir en una búsqueda eterna e infructuosa,
en una espera inagotable donde hallar algo demasiado ilusorio e
intangible.
“Cuando
las expectativas de uno son reducidas a cero, uno realmente aprecia
todo lo que tiene”
En
relación a esta idea nos vendrá muy bien reflexionar en lo que se
conoce como elefecto
Michelangelo. Cuando Miguel
Ángel,
el maravilloso pintor, arquitecto y escultor renacentista veía un
bloque de mármol o de piedra determinado, ya vislumbraba en ella a
un ser dormido que debía despertar. La
magia estaba allí, contenida, escondida y latente.Solo
tenía que coger sus herramientas y golpe a golpe y arista a arista,
ir esculpiendo su bellísima obra con delicada paciencia, ingenio,
originalidad y cariño.
Por
tanto, las expectativas siempre serán buenas mientras sean realistas
y actúen como motores de motivación. Sin embargo, no olvidemos que
las mejores relaciones son aquellas que se trabajan día a día,
porque es así como nace la perfección de un vínculo. Es así como
nace la magia de una relación ideal, en ese empeño cotidiano donde
se liman las esquinas, donde se esculpen espacios comunes, donde se
contornean esas redondeces donde acoplarnos, esas esquinas donde
descansar y esos relieves que definen una amistad única o
un amor especial.
Porque
más allá de las apariencias y de las altas expectativas, está sin
duda la belleza humilde de toda persona que merece ser descubierta
con delicada paciencia y con firme compromiso momento a momento.
Pasamos
gran parte de nuestra vida “esperando cosas”, y que las personas,
actúen a su vez de acuerdo a lo que pensamos de ellas. No
obstante, no
somos del todo conscientes que “esperar” es en ocasiones sinónimo
de “desear”,
y ahí está implícita una pequeña manipulación.
Siempre
será mejor que las personas que forman parte de nuestra vida actúen
con plena libertad y
con voluntad propia. Si hacen algo por nosotros es porque así lo han
querido desde lo más profundo de su corazón, y como tal, lo
agradecemos, pero si no lo hacen, no es algo que deba preocuparnos u
obsesionarnos.
Texto sacado de: Lamenteesmaravillosa.com
Texto sacado de: Lamenteesmaravillosa.com
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